martes, 1 de noviembre de 2016

Personajes Inolvidables VIII: Juana Muguercia.

   Personajes Inolvidables VIII: Juana Muguercia.

Siempre me ha llamado la atención las motivaciones que mueven al ser humano a actuar, tomando en cuenta su muy limitada vida. Y la entrega total de Juana al servicio de la Iglesia y de los habitantes de Preston, no escapan a esa regla.
Mis recuerdos de esta humilde servidora de la iglesia se remontan a la década de los '50 del siglo pasado, cuando yo era un alumno de la Escuela Católica Santa Teresa de Jesús, y donde ella, además de conserje, era custodia absoluta, de las imágenes, Sacristía y altares de nuestra desaparecida Iglesia. A mí me gustaba sentarme frente al altar mayor, a mirar las Imágenes luego que salía de clases por la tarde, y casi siempre Juana estaba rezando un rosario, con sus manos apoyadas en la frente, ante el Cristo Crucificado, debajo del cual estaba el Sagrario, donde según la tradición, está en todos los templos católicos, el Sagrado Cuerpo del Nazareno. Su respeto y fervor eran admirables, y quizás, junto con el de mi querida Madre, sembraron en mí la devoción por esta sublime forma de orar: Desgranar las cuentas de un Rosario, sirve para meditar sobre la endeble condición humana, además de ponerse en contacto directo con Dios y todos los Santos y Santas de la Iglesia, a través de las Letanías...Y eso lo hacía, hace, y estoy seguro, hará Juana hasta el último día de su admirable vida.
Cuando la nefasta política comunista hizo huir de los templos a miles de cubanos, Juana se quedó prácticamente al frente de la Parroquia, pues casi no había sacerdotes. Y junto a un reducido número de fieles, continuó la loable tarea de no solo difundir el Evangelio, sino de mantener abierto el Templo contar viento y marea. Qué prestonense no recuerda su lento y pausado caminar por las agujereadas calles de nuestro terruño, rumbo a las casas donde la enfermedad y la miseria ( las mismas que el gran Hugo describiera en los Miserables ), a donde iba a llevar consuelo a través de la Oración, y a veces, hasta ayuda material, ella que casi carecía de lo más necesario? Quién no recuerda sus visitas al Hospital? Quién no recuerda sus novenarios a los difuntos? Juana siempre ofrecía ( y ofrece ) su hombro solidario a todos aquellos que sufrían. Juana ha sido y siempre será, la Buena Samaritana de Preston...
Cuando en la década de los '90 fue seleccionada para viajar al Vaticano, todos nos alegramos, pues sabíamos que nadie tenía más derecho que ella. Y Juana vio ese viaje, como una oportunidad de peregrinar al mayor Santuario de la fe. Cuando regresó me dijo: " Raulito, no encuentro palabras para decirte cómo me sentí; lloré ante las imágenes, y sentí que una nueva fuerza entraba en mí...regreso fortalecida" y yo le di un abrazo. Era lo que menos podía hacer.
El Padre Tomás Kearney, sacerdote irlandés de la orden de Los Misioneros del Verbo Divino me dijo una vez: "Raúl, Juana es una cristiana como he visto pocas, entregada por completo al servicio humilde de Jesús. Es una católica admirable!" Y viniendo de este hombre, que había servido en los lugares más inhóspitos y miserables del mundo, ese era un gran elogio y el mejor reconocimiento a la entrega de esta humilde mujer, que sin haber entrado en una Orden Monástica, ha vivido toda su vida como una servidora incondicional de los mejores valores cristianos. Su llanto ante las humeantes ruínas del Templo quemado, deben haber conmovido a los ángeles...
Que Dios, el Señor Jesús y su Divina Madre María de la Caridad, le den muchos años de vida y salud a Juana Muguercia, su extraordinaria servidora en Preston!

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