martes, 1 de noviembre de 2016

Personajes Inolvidables de Preston XIX: Servando Conde Y Gustavo Pinto

       Personajes Inolvidables de Preston XIX: Servando Conde Y Gustavo Pinto
26 de septiembre de 2013 a la(s) 11:28
Dos personalidades muy diferentes, dos incondicionales servidores de Preston. Cuando a finales de la década de los '40, Don Servando Conde compró el Siglo XX, lo hizo no solo con el objetivo de obtener ganancias, sino para transformarlo y de esa forma mejorar los servicios que prestaba a la continuamente en alza población de Preston...Y lo logró. En pocos años este céntrico lugar ya era una cafetería de primer orden, que contaba entre otros, con la primera máquina de hacer café expreso que funcionó en el pueblo, así como también con otra de fabricación italiana para hacer helados de una gran calidad, los cuales casi siempre vendía su esposa Arminda, de grata memoria para los que la conocimos. Conde sabía que tenía una gran competencia en la fabricación de dulces finos en Mayarí, así que contrató los servicios de uno de los mejores dulceros que he conocido, el Sr. Irlando López, el cual garantizó, hasta la fatal "intervención" del gobierno en la década de los '60, que la lucida y siempre brillante vidriera del Siglo XX, contara con los mejores dulces de harina de todo el contorno: Pasteles de guayaba, de carne, "señoritas" tan delicadas y crujientes, que se deshacían en la boca, coffe-cake, capuchinos que, de solo mirarlos, se le hacía "agua" la boca a cualquiera...una vidriera como aquella de mis años de infancia, solo las he visto en algunos Bakerys de Miami. Instaló también una mesa de billar, una "vitrola" o "traganíquel" nuevo, con una gran cantidad de discos de los más renombrados cantantes de la época, tanto de Cuba, como de España, y mesas donde el visitante podía comer una "completa" por apenas 25 centavos...Qué años aquellos, amigos míos! Por su ubicación, el Siglo XX era visitado por casi todo el pueblo: Los alumnos de la escuela católica Santa Teresa de Jesús, acostumbrámos merendar en él, así como los que salían del cine, hacían su parada obligatoria para tomarse un helado o una coca-Cola, los cuales casi siempre tenían como acompañante un delicioso dulce. Pero los domingos y días de "Verbenas" ( fiestas populares de origen español) eran los mejores para Servando y su negocio.
Gustavo Pinto será siempre recordado, no solo por su sabiduría sobre medicinas y sus usos, la cual era amplila, sino por ser un desinteresado servidor de la salud de los habitantes de Preston. Dirigía la Farmacia del lugar con precisión matemática, pues el orden que se apreciaba en su interior, era realmente notable. Casi todas las madres, cuando un hijo se enfermaba, a quien primero acudían era al Señor Pinto, el cual era considerado por muchas de ellas, como un médico, de tanto respeto que le tenían! Recuerdo que, por su consejo, mi querida madre ( y otras como ella), en cuanto aparecían síntomas de catarro, iba a la farmacia y compraba Emulsión Scott...Cuántos pomos nos tomamos mi hermano y yo! Pero no recuerdo haber tenido un catarro violento gracias a esa formidable medicina, que contiene, desde Omega 3, tan famoso hoy, como desconocido entonces, hasta vitamina A en forma de Beta-Caroteno, y todo el complejo B, además de otros fragmentos de sustancias claves para reforzar las defensas como la Vit C y la D. Y esto la hacía el Sr. Pinto porque le salía de la extrema bondad que habitaba en su alma, pues era un caballero con un gran sentido del decoro, al igual que Don Servando Conde. Aunque en áreas bien distintas y complejas, los dos fueron intachables servidores del Pueblo de Preston.
Recuerdo a Don Servando, ya anciano, con múltiples achaques, apoyado en su bastón y encorvado, caminando hacia su banco favorito en la primera Glorieta del Parque de Preston, sentándose y apoyar sus dos manos en el cayado, para luego mirar al frente, fíjamente, como si en medio de las brumas del tiempo, mirara los días de gloria de aquel Siglo XX destruído ya por las "Termitas"...Pero el tiempo, insensible, inmutable, sigue pasando...Y mis recuerdos van más allá y las notas suaves de una melodía saliendo de aquel "traganíquel", golpea mis neuronas y mi corazón una y otra vez: " Los Aretes que la faltan a la luna, los tengo guardados para hacerte un collar...
"Los Aretes que le faltan a la luna, los tengo guardados en el fondo del Mar..."
Siempre en mi memoria, tendrán un lugar de privilegio los hombres y mujeres que sirvieron a Preston...Aquellos que vivieron no solo para ellos, sino para los demás...Honrar, Honra como dijera el más grande de los cubanos!

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