sábado, 23 de noviembre de 2019

El Cine de Preston

                         Hace unos días pude apreciar por enésima vez, el Bolero de Raquel, película filmada por Mario Moreno, Cantinflas en 1953, y por esas cosas que los psicólogos llaman "asociación de ideas", recordé nítidamente al Cine de Preston. En los turbulentos años de la dédada de los '50, la programación del cine de Preston contemplaba la proyección de películas mexicanas los martes y jueves, y los domingos, se daba a partir de las 12 y 30 pm, la Matiné, que contemplaba los gustados "Muñequitos", con los animados más famosos de la época ( Mickey Mouse, Bugs Bunny, el cerdito Porky, la pequeña Lulú...y seguidamente, las películas de "vaqueros", cuyos héroes eran muy admirados: Hopalong Cassidy, El Llanero Solitario...y una vez más que otras, los héroes de los comics como Superman, Batman, ectcétera. El resto de los días, películas norteamericanas dramáticas y de comedias ocupaban las noches de cine en Preston. El costo de la entrada a la Matiné era de diez centavos, y por la noche, 20. Qué tiempos aquellos!
                       Debo recordar que Preston contaba con un aereopuerto, el cual lo comunicaba con los Estados Unidos, y líneas férreas que lo conectaban con Santiago de Cuba en cuestión de horas, por lo que las películas de estreno, no eran una novedad, sino que ocurrían con bastante frecuencia, y por supuesto que el dueño del Cine, el señor Soto, que además tenía los cines de Guaro, y el cine Cuba en Santiago, hacía una buena propaganda de las películas, para informar y atraer al pueblo hacia la compra de entradas. Esta propaganda consistía en "Flyers" en forma de hojas con los títulos de las películas, los cuales tenían color en las principales fotografías. Soto le pagaba a una persona, para que fuera por las calles repartiéndolos y eran muy solicitados. Además, se ponían en una especie de murales en el lobby del cine, los carteles de promoción de las películas, adornados con excelentes letras en colores, los cuales pintaba con mucha habilidad, un señor de apellido Santana. Yo recuerdo la entrada del cine, iluminada y los carteles anunciando las películas...Son imágenes que nunca olvidaré!
                  Ah! Las largas filas, ordenadas, sin ninguna violencia, para entrar a ver una película mexicana, de Cantinflas, o Pedro Infante están grabadas en mi mente por el fuego del recuerdo! A mi madre, qepd, le encantaban estas películas, me llevaba cuando eran comedias. Luego de terminada la película, muchos iban para el Siglo XX a tomar un helado, un refresco o un dulce. qué tiempos aquellos amigos míos! NUNCA volverán! En mi casa, que estaba prácticamente detrás del cine, se escuchaban todos los sonidos, los cuales traspasaban las delgadas paredes de madera, hasta que en 1957, "alguien" le dio candela...Luego el señor Soto lo reconstruyó de
cemento, erigiéndose un majestuoso edificio, con cómodas butacas en la parte superior y en las primeras filas de la entrada, y el resto, de madera contrachapada.
              Desgraciadamente no recuerdo el nombre del que operaba el proyector, pero sí a la señora Sofía, la cual llevaba a las personas hasta las butacas y a veces, también vendía las entradas.
             Luego vino el desastre, y todo comenzó a involucionar, a tal extremo, que hoy, al igual que en casi todo el pueblo, de aquel magnífico edificio que un día albergó al mejor cine de toda la zona, sólo queda una armazón derruida, la cual le da cobijo a algunos de los fantasmas de Preston, esos que se resisten a abandonarlo

martes, 12 de noviembre de 2019

Los Esteros de Preston

                 Los Esteros de Preston

Hace más de cinco años que, luego de llevar a mi esposa al day Care donde trabaja, de regreso, paso por dos canales ( de los tantos que abundan en Miami ), y ambos me recuerdan a los Esteros que existen en los humedales de Preston, tanto al este ( eran tres: Estero corto, Estero Largo y Estero ciego, que como bien indica su nombre, no tenía salida), en la desembocadura del río Mayarí, como en el Oeste del pueblo, situados como serpientes en los manglares. Durante mucho tiempo pesqué en ellos, sobre todo en los del Este. De noche, las sombras de los patabanes y los mangles negros y rojos, semejaban fantasmas que se movían al compás del viento, acompañados por el tenebroso sonido de las ramas al entrechocar entre ellas...Entrar silenciosamente a estos esteros, remando suavemente era realmente impresionante, y cada vez, era una nueva aventura.
Qué buscaba yo además de la aventura? Por qué enfrentaba tantos riesgos y trabajos? Cómo era posible, que sabiendo la enorme cantidad de mosquitos, jejénes y tábanos que iban a picarme, volviera una y otra vez a adentrarme en aquellos lugares de fuerte olor a salitre? Por una sencilla razón: Porque en esas aguas mansas de los canales de los esteros, abundan la Cubereta y el pargo Cají, amén de la Guasa, pescados de una fina y olorosa carne, y caracterizados por vender bien cara su captura!
Cuando yo era muchacho, iba a los Muros a ver cómo regresaban los pescadores, para apreciar la pesca realizada por ellos. Y había uno, que se llamaba Cayo, Rodríguez de apellido, ya viejo, que siempre traía unas excelentes "guasetas" de 10 a 20 libras, y 3 ó 4 ensartas de cuberetas y pargos cajíes, que vendía inmediatamente. Decían que sólo el sabía dónde encontrar esos sabrosos pescados, y que era en los esteros, en el "corto", "largo" o "ciego", donde estaban esos "misteriosos pesqueros". Decían también que varios lo habían seguido, pero que Cayo había sabido "guardar su secreto", y se lo había llevado a la tumba, pues un día apareció muerto en el fondo de su chalana...Vaya ud a saber. Yo estuve años buscando esos pesqueros, y NUNCA los puede encontrar...
Hay amigos míos, a esta altura de mi vida, cuando veo pasar mi vida como un caleidoscopio, sólo pienso en que Dios me permita volver a ver a mi pueblo querido, y a la Naturaleza que lo rodea. Sólo El sabe si será posible...