Debo recordar que Preston contaba con un aereopuerto, el cual lo comunicaba con los Estados Unidos, y líneas férreas que lo conectaban con Santiago de Cuba en cuestión de horas, por lo que las películas de estreno, no eran una novedad, sino que ocurrían con bastante frecuencia, y por supuesto que el dueño del Cine, el señor Soto, que además tenía los cines de Guaro, y el cine Cuba en Santiago, hacía una buena propaganda de las películas, para informar y atraer al pueblo hacia la compra de entradas. Esta propaganda consistía en "Flyers" en forma de hojas con los títulos de las películas, los cuales tenían color en las principales fotografías. Soto le pagaba a una persona, para que fuera por las calles repartiéndolos y eran muy solicitados. Además, se ponían en una especie de murales en el lobby del cine, los carteles de promoción de las películas, adornados con excelentes letras en colores, los cuales pintaba con mucha habilidad, un señor de apellido Santana. Yo recuerdo la entrada del cine, iluminada y los carteles anunciando las películas...Son imágenes que nunca olvidaré!
Ah! Las largas filas, ordenadas, sin ninguna violencia, para entrar a ver una película mexicana, de Cantinflas, o Pedro Infante están grabadas en mi mente por el fuego del recuerdo! A mi madre, qepd, le encantaban estas películas, me llevaba cuando eran comedias. Luego de terminada la película, muchos iban para el Siglo XX a tomar un helado, un refresco o un dulce. qué tiempos aquellos amigos míos! NUNCA volverán! En mi casa, que estaba prácticamente detrás del cine, se escuchaban todos los sonidos, los cuales traspasaban las delgadas paredes de madera, hasta que en 1957, "alguien" le dio candela...Luego el señor Soto lo reconstruyó de
Desgraciadamente no recuerdo el nombre del que operaba el proyector, pero sí a la señora Sofía, la cual llevaba a las personas hasta las butacas y a veces, también vendía las entradas.
Luego vino el desastre, y todo comenzó a involucionar, a tal extremo, que hoy, al igual que en casi todo el pueblo, de aquel magnífico edificio que un día albergó al mejor cine de toda la zona, sólo queda una armazón derruida, la cual le da cobijo a algunos de los fantasmas de Preston, esos que se resisten a abandonarlo