martes, 14 de febrero de 2017

Mis pesquerías en Preston :Una aventura increíble con un final milagroso

                 


                     Me levanté esa madrugada de sábado de 1993 a las 2 AM, y rápidamente colé café, preparé una botella de agua con azúcar parda, cogí un pedazo de pan, lo envolví en una hoja de libreta y lo introduje en un "nylon" para protegerlo. Luego organicé los cordeles, y los puse en la caja que tenía para trasladarlos, junto con los pocos anzuelos que tenía de repuesto y otros avíos y utensilios necesarios, tanto para la pesca, como para el motor del bote, como bujías yugoeslavas, tan viejas, que era un verdadero milagro que aún funcionaran. A todo lo cual agregué un cuchillo grande que había hecho con un pedazo de un machete que se me había partido y que tenía un buen acero y un filo cortante, amén de un "tolete" de júcaro para atontar y matar a las presas, y un bichero, por si la buena fortuna me permitía atrapar un pez grande, poder ayudarme a subirlo a la embarcación. Todo lo anterior, más el ancla y la atarralla, lo acomodé en una carretilla que había construído con desechos de tablas de mi casa y dos ruedas de los pequeños triciclos de cuando mis hijos eran pequeños, junto con un galón de gasolina que había comprado en el mercado negro. Luego de revisar cuidadosamente mis enseres, enfilé hacia los muros a buen paso. Cuando llegué, me fijé que la marea estaba llenando, y que tenía suficiente agua como para poder traer el bote hasta los Muros, lo cual haría más fácil el embarque. Sin pensarlo dos veces, me quité el pantalón, y solamente con la trusa, me tiré al agua, que a pesar de estar en julio, estaba ligeramente fría, y comencé a caminar llevando un remo para tantear el fondo, pues no descartaba que hubiera una levisa ( manta raya ), animal muy peligroso por el poderoso "aguijón"de marfil con el cual ataca, y yo había presenciado uno de esos accidentes... Ya en bote, lo desamarré y lo conduje hacia donde estaban mis cosas, las cuales trasladé a bordo en un santiamén. Puse los remos y comencé a remar alejándome de los muros, y cuando estaba a la altura de la punta del Cayito, dejé de remar y encaramándome en la popa del bote, me puse a observar el mar a mi alrededor para ver si veía sardinas con la ardentía, pues la madrugada estaba muy oscura, y me percaté que había muchas "líneas" blancas que se desplazaban a gran velocidad en todas direcciones, por lo que preparé la atarralla, e hice el primer lanzamiento, con el cual tuve la suerte de coger bastantes sardinas y varias "mojarritas". Luego de varios "atarrallasos" casi en blanco, determiné arrancar el motor ( una planta UD-2 rusa de dos cilindros de la cual no tenía papeles ). Al cuarto o quinto "crancazo", arrancó, y me dirigí hacia Boca Ciega, que es una de las desembocaduras del Río Mayarí, y pude ver que habían varias embarcaciones, unas fondeadas, y otra con pescadores que, al igual que yo, estaban tratando de coger sardinas, que es la carnada por excelencia. Apagué el motor y puse los remos, dirigiéndome hacia los mangles de la izquierda, poniendo el bote al pairo, comencé la agotadora tarea de lanzar la atarralla una y otra vez, con la suerte que en pocos lances, pude completar mi meta: Media caja de sardinas que eran más que suficientes. También capturé 15 camarones de regular tamaño y dos lisetas. Secándome con una camisa vieja que llevaba al efecto, me puse el pantalón y la camisa, y fondeando el bote, empecé a preparar carnada bajo la luz de una caneca, y cuando consideré que tenía suficiente, arranqué el motor y enfilé para un "pesquero" llamado "El Hondón" por su gran profundidad, del cual yo tenía la "marca" de noche y de día.

                        Cuando enfilé hacia el pesquero, pude apreciar la estrellada bóveda celeste que me acompañaba en el trepitante viaje, pero también observé hacia el Este, la negrura del cielo más allá de la entrada de la Bahía y Saetía, por donde en una hora y media, calculé, aparecería Febo, brindándonos su luz y calor.

                        Con el motor a toda marcha, la chalana se deslizaba rauda, y la proa partía el agua quieta, como un cuchillo, desplazando a ambos lados, mirriadas de organismos vivos que se destacaban por la ardentía por sobre la la sombra oscura de las aguas del mar. Fue en ese momento en que aproveché para 'desayunar" mi magro pedazo de pan, acompañado por sorbos de agua con azúcar parda y que culminó con un sorbo de café frío y el encendido de un cigarrillo...

                       A pesar de tantas y tantas veces que había navegado de noche-madrugada, siempre admiraba ( o he admirado ) la belleza del momento, impactado por las miles de sombras que se destacaban en lontananza bajo la tenue luz de las estrellas y la fría y acogedora luz de la luna; los contornos de las elevaciones, entre las que se destaca la del Ramón de Antilla, detrás de la cual está el histórico Faro de Punta Lucrecia, anunciando a los navegantes con su amarillenta luz, el peligro de los arrecifes, el cual por supuesto, no se aprecia desde el interior de la Bahía; también los saltos de las lisetas espantadas por el ruído del motor y el desplazamiento de la embarcación, que venían a turbar el impulso de sus cardúmenes...La pesca de noche no deja de agregar a su peligrosidad, el misterio que acrecienta la oscuridad y lo desconocido.

                     Cuando localicé el pesquero, no sin trabajo, pues algunas de las 'marcas" ( Luces y sombras a la distancia, no son fáciles de distinguir ) y por supuesto, con el motor apagado y utilizando los remos ( remando hacia adelante ). Y cuando supuse que estaba en el "lugar" más o menos, tiré el ancla, un pesado hierro al cual le habían soldado cuatro pedazos de cabilla, las cuales tenían la función de enterrarse en el fondo del mar y evitar la "deriva" de la embarcación, deslizándose la soga por mis manos llenas de callos a una gran velocidad, arrastrada por el peso, hasta que se detuvo por la llegada del ancla al fondo. Apenas me quedaron cuatro metros de soga, pues la profundidad era muy grande: El nombre de "Hondón" le quedaba muy bien puesto al pesquero, pues era considerable la profundidad en ese lugar, por donde "corrían" grandes peces como Cuberas,  pargos, sierras y hasta tiburones. Terminada esta maniobra y ya con el claro del día encima ( ya el sol comenzaba a asomarse adornado por una gran aureola anaranjada ) y las sombras casi se habín disipado por completo, para dar paso a la luz del día, por lo que comencé de inmediato, a encarnar los anzuelos de los cordeles "grandes", que tenían anzuelos del 14 y el 15 cero, con una liseta y que lancé por la popa, lejos de la embarcación, para ver si algún pez de buen tamaño picaba en ellos. Seguidamente encendí un cigarrillo y encarné los anzuelos de mis dos "fuetes" ( dos anzuelos en cada uno, un dos cero abajo, y a un cuarta y media más arriba, un tres cero ), los cuales comencé  mover para llamar la atención de los peces.

                 El día "parecía" bueno para pescar; el viento era suave y la luz clara, pero me llamó la atención cierta "opacidad" en el sol, y la formación de nubes grises hacia el este y hacia el oeste, pero no les di importancia en ese momento. No "picaba" nada. Pasaban las horas y nada. Sobre las 10 am, uno de los carretes corrió indicanod que algo había picado y lo cogí tirando con fuerza y sentí un tirón el cual aguanté para luego darle un poco de cordel, pero no me pareció un pez muy grande...Seguí recogiendo el cordel, y embarqué una hermosa biajaiba como de unas cuatro libras, le queité el anzuelo, volví a encarnarlo y lo tiré de nuevo al mar. Seguían pasando las horas y no pescaba nada, pero el día se había nublado. Calculo  que, sobre las 11 am, me dieron una picada fuerte en uno de los fuetes, sentí un fuerte tirón y comencé a recoger el cordel, que sonaba sobre la banda por el esfuerzo y logré embarcar dos curvinos ( aquí le llaman "corvina" ), grandes de más de dos libras cada uno. Les quité el anzuelo, los encarné y lancé hacia abajo de nuevo, pero ya el otro fuete se iba "corriendo" hacia abajo con dos curvinos pegados, tan grandes como los anteriores...No daba a basto ante aquella "picada" tan fuerte y seguida, por lo que deduje que tenía un gran cardúmen de curvinos debajo de mí. El que lea esto y no ha pescado nunca en un bote, no puede imaginarse lo que se siente en esta situación, la "adrenalina" que siente el pescador, el esfuerzo que realiza, la emoción que lo embarga...Yo estaba tan entretenido, tan emocionado sacando más y más curvinos, que no me había percatado de cómo había cambiado el tiempo...La marea estaba llenando y la oscuridad era cada vez mayor a pesar de ser cerca de las 12 pm, y fue entonces cuando sentí un viento frío en mis espaldas, que miré detrás de mí, hacia Preston y no pude distinguir al pueblo, pues una cortina enorme de agua, que venía hacia mí, me lo impedía. Era una gran tormenta en toda la regla y me preparé para capearla con mis limitados recursos. Fui a proa y eché al mar el resto de soga que quedaba, y revisé el nudo en el gancho, al cual le di dos vueltas más, haciéndolo más fuerte. Yo le había puesto una especie de armazón con los tubos de un catre viejo, los cuales estaban atornillados a las bandas y cubiertos por una lona llena de parches para que me protegieran del sol y de la lluvia, pero cuando llegó aquel chaparrón, envuelto en vientos con gran velocidad, los tubos se doblaron, y dos fueron arrancados, ( gracias a Dios que al partirse, se fueron por el lado contrario y no me golpearon ). La mar embravecida en la cual se mecía casi sin control, la chalana, echaba agua hacia su interior, la cual yo sacaba con un cubo negro de plástico, pero por cada cubo de agua que sacaba, entraban dos, a pesar de lo cual, sabía que tenía que continuar sacando agua, pues el riesgo de hundirme era cada vez mayor, porque el viento arreciaba, y yo lo sentía en todas direcciones, pero sobre todo, de sur a norte. No se veía NADA alrededor y los rayos caían uno detrás del otro. Nunca me había visto en una situación tan desesperada en el mar, tanto, que pensé que había llegado mi hora...Rezándole a la Virgen de la Caridad, me amarré a la caja del motor, que era de madera, a modo de "salvavidas", cogí en la mano derecha un enorme cuchillo que tenía y me dispuse a luchar por mi vida cuando se hundiera la chalana...En esa terrible situación me encontraba, cuando, de momento, TODO pasó: los vientos se calmaron, la lluvia cesó y la mar se calmó como por ensalmo...y el sol volvió a lucir brillante encima de mí. Increíble amigos míos: un Milagro me había salvado...Cuánto duró todo aquello? 20 minutos, media hora...no sé. Fíjense si la tormenta fue violenta, que mi chalana fue arrastrada ( con el ancla en el fondo! ) hasta Punta de Verraco!!! que estaba a más de dos kilómetros del Hondón. La soga del ancla resistió y logré sacarla, no sin un tremendo esfuerzo, y alrededor del ancla, había además del cieno del fondo, pedazos de cordeles con anzuelos perdidos vaya ud a saber hacía cuánto tiempo. Me puse a ver qué había perdido, y sólo anoté la estructura de aluminio y la lona vieja, que se había vaya ud a saber dónde. Trasteé el motor y a pesar de que tuve que dar muchos crancazos, por fín arrancó y enfilé hacia Preston, con vida, gracias a Dios y al Virgen de la Caridad y con diez ensartas de curvinos y una biajaiba ( cada ensarta de cuatro pescados). Amigos míos, como bien dije en uno de mis relatos anteriores, Nunca se Sabe, por lo que hay que vivir el día a día con ayuda del Señor.

lunes, 6 de febrero de 2017

                         
                                     Será Preston algún día un Pueblo Fantasma?



  
                      
                         Pero acaso no son hoy las estructuras destruidas de Preston, las de su fábrica de azúcar, las de sus oficinas, las de sus hoteles, las de sus casas, la de sus Iglesias, una derrumbada por el peso de los años, el abandono y las termitas ( La Metodista ) y la otra la Católica quemada inmisericordemente por un enajenado quizás enviado por "alguien"; la de su cine, punto de reunión en otras épocas de tantos y tantos prestonenses que ya no están, la de sus escuelas, que hoy son simples sombras de lo que fueron; La de sus muelles, quemados y abandonados, de los que emergen como titanes silenciosos sus espigones,, donde decenas, quizás centenares trabajaron y pescaron; La de su aeropuerto subutilizado y abandonado que en otros tiempos unía a los Estados Unidos y el mundo con Preston, al igual que sus puertos; sus líneas férreas que comunicaban a Preston con toda la desaparecida provincia de Oriente y cuyos raíles fueron vendidos "como chatarra" a Canadá en un acto de cínica estulticia vengativa por el desgobierno de Cuba!: Los muros de Preston que servían para aguantar los embates del mar, ahora destruidos, corroídos por el implacable tiempo y , como todo en Preston, sin reparación; Las calles llenas de baches y sin asfalto; Las casas inclinadas y llenas de comején; Toda esta destrucción a gran escala hablan a las claras de que Preston, al igual que otros pueblos cubanos como Omaha, está caminando lentamente hacia su desaparición como "pueblo vivo", para convertirse en un 'pueblo fantasma"...Pues, a todo lo anterior, podemos agregar una pregunta: Dónde están las fuentes de trabajo de Preston? De qué viven sus pobladores?

                       Por eso yo escribí hace años, que  los fantasmas de Preston yacen en las almas de los que aún vivimos, en la Tierra que lame la península de Punta de Tabaco, bañada a su vez, por las aguas generosas de la Bahía de Nipe, o en el exilio americano o europeo...Los Fantasmas de Preston NUNCA morirán porque son su Memoria. Y un día nosotros mismos seremos fantasmas que seguirán su recorrido por la Memoria, en las almas de los que continúen viviendo, garantizando así su eternidad...  

                     Porque no importa lo que suceda, nuestros descendientes sabrán por la tradición oral o escrita, cómo era Preston y lo que significó para miles de cubanos, y algunos inmigrantes españoles, chinos, alemanes, japoneses...Y conocerán que, en Preston había tradiciones católicas que se celebraban con respeto y veneración, como la Procesión del día 8 de septiembre, donde centenares de sus habitantes recorrían cantándole a María de la Caridad hasta terminar en los Muros, frente a las aguas de la Bahía donde apareció para salvar a los tres Juanes y convertirse en Reina y Patrona de Cuba; que en Preston se celebraban Verbenas con gran regocijo; que a nuestro querido pueblo asistían, para alegría de pequeños y grandes, los mejores circos y las mejores Ferias de atracciones, algunas de las cuales tenían hasta una gran Estrella Giratoria...Alguno habrá de los que me lean, aquí o allá en el terruño que pensarán ( o dirán ): Y no había "diferencia de clases"? Todos podían asistir a los "clubes", el de los "blancos", o el de los "americanos", el Panamerican, o el de los "negros", en "Bombosabana"? Y por supuesto que les respondería que NO. Sí había "clases sociales" determinadas por la "posición social", la cual dependía de muchos factores, entre ellos el dinero y para quién trabajaba cada persona o familia, o por el "color de la piel", lo cual era típico de aquella sociedad y de aquella época, y constituía una triste paradoja que muchas veces señaló en sus Homilías el digno Sacerdote Emerio Sánchez, el cual siempre pregonó que la virtud mayor de un cristiano era la HUMILDAD que predicó con su sangre el Nazareno. Pero a pesar de TODO, Preston era un pueblo unido, con una identidad clara y diáfana, y que fue honrado por Personajes Notables como aquel humilde "Mongo" que vendía golosinas bajo la luz de una lámpara de carburo, o "Gilí" el negro limpiabotas que con su amistad hasta la muerte con otro grande "Preston" Gómez echaron por tierra el "racismo" o el gran Cirujano y Médico Harold Murray que salvó tantas vidas en Preston, siempre con una sonrisa para cada enfermo independientemente de su "posición social", o el señor Conde que abría de madrugada su cafetería-restaurante para solaz y esparcimiento de todo el pueblo, y tantos y tantos otros que harían la lista interminable, y sobre los cuales he escrito pretendiendo con ello, que las generaciones futuras los conozcan y por qué no, los Admiren.

                 Preston, nuestro querido e inolvidable Preston podrá o no ser un pueblo "fantasma", pero su MEMORIA, nunca, NUNCA lo será!