lunes, 31 de octubre de 2016

Personajes Inolvidables de Preston V. Matsumoto

 

Personajes Inolvidables de Preston V. Matsumoto

22 de mayo de 2013 a las 12:13
                   Siempre me ha llamado la atención, cómo el hombre, a lo largo de la Historia ha mantenido el deseo constante de emigrar...Las causas pueden ( y son ) disímiles: Las guerras, el hambre, las plagas, el deseo de superación...hasta el "aburrimiento". Vaya ud. a saber...
                    De qué ignota aldea de Japón, en las mismísimas antípodas, vino este humilde hijo del Sol naciente? No lo sé. Pero el hecho cierto es que llegó a otro remoto lugar, Preston, y fundó, junto a una cubana humilde, una de las familas más numerosas del lugar.
                    Era Matsumoto un hombre de esmirriado cuerpo, de muy baja estatura, de andar vacilante, piernas un tanto encorvadas y por supuesto, ojos rasgados como todo buen asiático. Cuando lo conocí, era el jardinero encargado  de mantener las flores, cesped y árboles, de la "Avenida", que era la zona de Preston donde vivían los americanos. Es indiscutible que trajo estos conocimientos de la tierra que lo vio nacer, pues daba gusto ver el orden y la simetría de sus canteros de flores, así como los setos y árboles, y la extrema limpieza de toda la zona. La disciplina de los japoneses, es proverbial.  Dicen que era muy querido y respetado por los norteamericanos. Cuando cambiaron las "cosas" en 1959, fue empleado para mantener el parque de Preston, y a decir verdad, luego que se jubiló, este lugar de esparcimiento prácticamente ya nunca más fue como antes...
                   Después de jubilado, se dedicó a la pesca ( antes lo hacía también, pero con menos frecuencia ) en los muelles de Preston ( cuando todavía existían ) y para ser honesto, tenía también mucha suerte, la cual estaba avalada también, por esa paciencia asiática, que ni el inclemente sol ni la lluvia, pudieron derrotar nunca. Era llamativo verlo, en cuclillas, con el cordel en la mano, frente a uno de los huecos, y cómo con rapidez inusitada, sacaba a través de ellos, los pequeños pescados ( coquitos, roncos y cuberetas en su mayoría ). Era servicial, y al contrario de otros 'pescadores" de muelle, nunca le negó a nadie, una carnada. En una ocasión, luego de haber cogido un coquito, lo atravesó en un anzuelo del 15 "cero", y lo lanzó con un grueso cordel en la misma punta del muelle "chiquito", con la esperanza ( que muchos tuvimos también ), de atrapar un pez grande. Yo estaba allí, y al poco rato, vi que el cordel salía como una exhalación y corrí a detenerlo, pero el señor Matsumoto, me dijo: " No toca", y él lo cogió, con tan mala fortuna, que a un tirón de la palometa enorme ( pesó más de 30 libras ), tropezó y cayó al agua, de donde un señor que esperaba no sé qué barco y yo, lo sacamos, no sin antes pasar grandes apuros...y pueden creer, que Matsumoto no HABíA SOLTADO EL CORDEL, el cual le había cortado las callosas manos, por lo que después de una gran batalla, pudo sacar a la impresionante presa, de la cual me regaló un pedazo. Era todo un personaje este señor Matsumoto, aunque ahora se diría que de "bajo perfil".
                 Matsumoto crió a todos sus numerosos hijos en el amor al trabajo, y tuvo suerte. Entre mis buenos amigos de Preston, se encuentran Imao e Ichiro Matsumoto, personas honestas y fieles, que mucho han ayudado a sobrellevar las crísis que se han abatido sobre nuestro pueblo con su inteligencia y dedicación.  La característica fundamental del Señor Matsumoto, fue siempre la humildad, por lo que para mí, también es digno de pertenecer a la galería de los Personajes Inolvidables de Preston. A su Memoria, dedico estas líneas.

Nota: Gracias a la colaboración de mi amigo Yusett, puedo mostrar la imagen del Señor Kanjiro Matsumoto, que es el que se encuentra a la derecha de su hijo menor, y de su esposa Clotilde.

domingo, 30 de octubre de 2016

Personajes Inolvidables de Preston VI. La Señora Pérez.


La educación en Preston comenzó bien temprano, pues este aspecto tan importante, no fue olvidaddo por los fundadores. Así tenemos que, en la década de los 20' del siglo pasado, ya la escuela Primaria y pública que había sido nombrada Padre Félix Varela y Morales, en honor al ilustre Sacerdote y Pedagogo cubano, del cual el Apóstol dijo, con toda razón que "fue el que nos enseñó a pensar" , ya tenía toda una historia de logros y aciertos. A finales de esta década y principio de los '30, fue nombrada directora la Señora Mercedes Pérez, llamada por todo el pueblo, que la quería y respetaba, Señora Pérez.
En mi opinión, no se puede hablar de la historia de Preston, sin mencionar a la que fue artífice y formadora de casi todas sus personalidades a lo largo de más de cuatro décadas. Los que fueron sus alumnos, dicen que era una maestra inflexible para con lo mal hecho, y sumamente exigente, pero que también era bondadosa. Debo dejar sentado que, como todo personaje público, también tuvo sus detractores, que no dudo en señalar; pero por lo visto por mí, no se caracterizaron por su buena disciplina ( ni social ni escolar ), por lo que sus opiniones, no son lo suficientemente creíbles como para incluirlas en esta semblanza.
Mis recuerdos de la Señora Pérez se remontan al final de los '50, y principios de los '60, cuando fui alumno de la Primaria Padre Félix Varela. Si me pidieran que la describiera, diría que era de muy baja estatura y de cuerpo extremadamente menudo, de carnes magras. Lo que más destacaba en toda su formación corporal, eran sus ojos, muy vivos, detrás de sus lentes con montura de metal. Era capaz, cuando se enojaba, de doblegar al más duro ( y había bastantes en aquellos tiempos ); pero también sabía reir y demostrar bondad, cuando premiaba a los que se destacaban. Yo tuve el honor de recibir varias clases de Cívica de nuestra insigne Directora, y puedo decirles que su verbo era fácil y fluído, y de que admiraba profundamente al apóstol José Martí. Recuerdo dos anécdotas de su actuación como Directora, y la primera tiene que ver con el respeto que sentía por Martí: En el aula de 6to grado había un retrato de Martí bastante grande en la pared, frente a los alumnos, y un día, aprovechando que la maestra había salido, un alumno que no recuerdo, le lanzó una piedra a otro que estaba en la cátedra, que como saben, es la elevación donde se sitúa el maestro para dar la clase, y con tan mala fortuna, que la piedra fue a dar en el centro del retrato del Apóstol, rompiendo el cristal y ligeramente el papel litografiado, y casi al mismo tiempo, entró la Señora Pérez al aula, con su lento caminar, a suplir a la maestra...Para qué fue aquello! Se quedó atónita ante un hecho tan deleznable. No podía creer lo que estaba viendo. Su mirada iba del retrato hacia nosotros, lanzando llamas...Para no cansarlos, les diré que estuvimos de pie más de una hora y que al final de la tarde, obtuvo la confesión del culpable de tal desaguisado y por supuesto, no salió de la escuela, hasta que vinieron sus padres. Así de enérgica era la Directora Emérita de la escuela Félix Varela de Preston.
Cuando falleció, entrados los '60, su velorio y entierro, estuvieron entre los más concurridos y sentidos de la historia de Preston. Centenares de personas, en una larga peregrinación acompañaron sus restos mortales hasta el cementerio de Preston, haciendo de esa forma patente, su inmenso dolor por la pérdida de tan querida Educadora, y también de agradecimiento por toda la meritoria labor desempeñada por esta Maestra de Maestros, a lo largo de su fructífera vida.
Descanse en Paz, querida Señora Pérez! Sus alumnos, los que ya están con el Padre y los que aún peregrinamos por esta azarosa vida, nunca, NUNCA la olvidaremos!

Personajes Inolvidables de Preston. VII. Sóstenes, "El Guácharo


Que la riqueza no lo es todo en la vida fue, aunque quizás no lo supiera, un estandarte en la vida de Sóstenes, llamado el "Guácharo" jocosamente por muchos amigos, en alusión a su semejanza con este pequeño pez de arrecife, por su esmirriado cuerpo, pues era, además, flaco como un "Lázaro". La pobreza material fue su compañera toda su vida. Vivía con su numerosa familia en una media casa cuando yo lo conocí, aunque también sufrió los rigores inauditos, de vivir en una "cuartería", pero nunca lo oí quejarse, pues su optimismo era proverbial y contagioso.
Durante su vida, realizó los más duros trabajos para proveer el sustento a los suyos: Peón en el Central en tiempos de zafra y pescador en el llamado "Tiempo Muerto", amén de carbonero, tejedor de atarrayas, ayudante de basurero, y hasta !sastre!, oficio que desempeñaba muy bien, y que fue el último de su vida.
Era Sóstenes muy popular entre los pescadores de Preston, sobre todo porque nunca le negaba a nadie, un poco de sardinas o un anzuelo si lo tenía, y también por sus dicharachos, que venían muy bien a los que buscaban la carnada en las lóbregas o estrelladas noches, en Boca Ciega, con frío o calor, en dependencia de las estaciones del año, y en medio de nubes de mosquitos y jejénes...Porque no era fácil tirar una y otra vez la pesada atarraya, y coger una o dos sardinas o nada, y enfrentar la tremenda competencia de 20 ó más embarcaciones. Y en medio del ruido sordo de los plomos al entrar en el agua, y los picazos salvajes en brazos, piernas y cuello de mirríadas de hambrientos mosquitos y otros insectos, que ponían a prueba la voluntad del más pinto, se sentía el grito lleno de fe y esperanza de Sóstenes: "No decaigan, Dios da para todos"! Ese era su estandarte, su carta de presentación: " Arriba, DIOS DA PARA TODOS". Y con honestidad les digo, uno sentía que se renovaban las fuerzas al escuchar aquel grito que salía del alma de aquel menudo ser, que enrrollaba y tiraba una y otra vez, aquella enorme atarraya que tenía más del doble de su tamaño. Se agradecía de la misma forma, cuando ya en el "pesquero", en la Boya de la Luz, o en cualquier otra parte de la inmensa Bahía de Nipe, bajo el castigo de un inclemente sol, decenas de pequeñas embarcaciones eran portadoras de seres que ansiaban hacer una buena pesca, pero no se cogía NADA, se sentía de nuevo el grito: "DIOS DA PARA TODOS! YA VIENEN LOS CURVINOS"! Y sería casualidad?, en ese mismo instante, ud. sentía un fuerte trirón, y sacaba un buen curvino brillante del agua...Era tremendo, enorme, el optimismo de aquel hombre que muchas veces me confesó que había pasado mucha hambre, pero nunca dejó de luchar por buscar los "kilos" para la comida...Dicen que Napoleón Bonaparte le dijo al Mariscal Ney, que era mucho más alto que él: "Los hombres se miden de la frente hacia arriba" y tenía razón. La gente se preguntaba de dónde sacaba fuerzas Sóstenes para ir a pescar TODOS los días, y con suerte ( o saber, porque se conocía todos los "pesqueros" ), porque siempre traía pescado. Recuerdo una anécdota que dice mucho de su buen corazón. Un día que la pesca no fue muy buena ( sólo cogió dos ensartas, es decir, 12 pescados y yo que llegué al mismo tiempo pude coger solo dos curvinos y una biajaiba ), cuando arrimamos las "chalanas" a los muros, nos "cayó encima" una multitud de gente desesperada: "véndame una ensarta por favor"..."Oye Sóstenes, te doy 10 pesos por una ensarta!", y así por el estilo. ! Qué vocerío Dios! Pero Sóstenes había visto a una señora jamaiquina, que estaba detrás de la gente y la llamó por su nombre:- "Oiga Fina, quiere pescado?" Y ella le respondió:- "Sí, pero no puedo pagarle hasta mañana que cobra mi hija". Y Sóstenes le dijo: -"No hay problemas, mire llévese dos, y si puede me las paga y si no, no importa". Otro pescador que estaba allí, le dijo:- "Oye Sóstenes parece que tienes mucha plata". A lo que él contestó:- "En mi casa solo hay 20 pesos, pero esta señora tiene más necesidad que los que están aquí...Sabes cuánta gente hay en su casa? Además mañana es otro día y voy a tener mejor suerte, y sabes por qué? Porque Dios da para todos!!" Así de grande era Sóstenes Fuentes.
Solamente vi triste a Sóstenes una vez y fue cuando le llevaron la aciaga noticia de que su hijo de 18 años había muerto en la absurda guerra de Angola. Su cara arrugada y maltratada por el sol y el salitre, se demacró aún más. Sólo la fe inmensa que albergaba en su corazón le permitió soportar tan terrible pérdida, y recuperar parte del optimismo que había sido el norte de su vida. Que descanse en paz el amigo y el pescador. Las muchas buenas obras de su humilde vida, no permitirán que se olvide nunca a Sóstenes, el Guácharo.
Miren esta foto e imagínense a Sóstenes en un amanecer, tirando la Atarraya en la desembocadura del Río Mayarí...Así se vería él...

El Chino Wong

El Chino Wong
10 de junio de 2015 a las 17:48
Era el día en que llegaba el paquebote de la United Fruit Company procedente de New York para traer mercancías para la Compañía y llevarse, esta vez para Panamá, centenares de sacos de 375 libras de la excelente azúcar que producía el Central Preston. Corrían los años turbulentos de 1938, y Europa ardía bajo la prédica nazi y sus continuados atropellos, lo que hacía presagiar que la guerra no estaba lejos...Yo en esa época, trabajaba de estibador en los muelles de Preston y a veces, como en esa ocasión, hacía de jefe de brigada. Luego de las maniobras reglamentarias, ejecutadas casi militarmente, el enorme barco quedó firmemente amarrado a los espigones del Muelle Grande, y seguidamente, bajaron la escalerilla de estribor, por lo que deduje que el barco traía pasajeros y no me equivoqué. A la barandilla acudieron tres personas seguidas del viejo Joe Smith, el capitán del barco, hombre sabio y humilde, que era mi amigo, el cual al verme, me saludó con el brazo. Los tres pasajeros eran, un ingeniero norteamericano y su esposa, y un chino vestido con la mitad del traje tradicional shen-i que yo conocía por haber vivido tres años en san Francisco, y visitado frecuentemente su barrio chino, donde aún tengo algunas buenas amistades. El traje que vestía el pasajero del Celeste Imperio era una especie de "saco" de mangas largas muy holgado en los brazos, un pantalón también ancho y unos zapatos parecidos a alpargatas. Toda su vestimenta era de color blanco marfil, y como equipaje, traía un maletín de color rojo bastante grande. No usaba 'coleta" como algunos que vi en San Francisco.
Todos bajaron por la estrecha pasarela, en fila india que comenzaba por la esposa del ingeniero, una joven muy bonita, y terminaba con el capitán Joe. A la pareja, los esperaba el responsable de personal del Central con dos criados, que se ocuparon de su equipaje, bastante voluminoso. El capitán Joe, me saludó con un fuerte estrechón de manos y me dijo:
- Hola Mister Manolo, cómo estar todo por acá? A los que yo respondí:
- Hola Capitán Joe, un gusto verlo por estos predios! Bien gracias a Dios; El país va saliendo de la crísis, el Central produce buena azúcar, y el pueblo, como apreciará cuando los visite, sigue creciendo.
-Me alegro Mister Manolo...Ahora quisiera pedirle un favor...
- Diga Usted Capitán Joe, lo escucho...
El se apartó, y le hizo una seña al chino, el cual esperaba con el respeto que caracteriza a los de su raza, un poco separado de nosotros, el cual se acercó, y nos hizo una breve reverencia...
- Mister Manolo, le presento a Mister Wong, un caballero recomendado a la Compañía, y que a partir de hoy, vivirá en el China Town de Preston. Quisiera que me hiciera el favor, de conducirlo hasta ese lugar.
Mister Wong, haciéndome una breve reverencia, me tendió una mano nervuda y fuerte, que estreché al mismo tiempo que le decía:
- Nice to meet you Mister Wong...
A lo que rápidamente contestó:
- El gusto es mío Mister Manolo...Gracias, pero puede hablarme en español, pues yo domino perfectamente ese idioma, y 8 más...
Su respuesta me sorprendió, pero sin dar muestras de ello, le contesté:
- Lo voy a conducir al Barrio Chino, no se preocupe Mister Wong...y al Capitán Joe:
- Capitán, permítame delegar en mi segundo las maniobras iniciales de la carga y descarga del buque y enseguida estoy con vosotros...
Llamé a Julián, el segundo jefe de brigada, le di las órdenes oportunas y le dije que yo regresaba en unas dos horas. Luego me despedí del Capitán Joe, y le dije al señor wong que me siguiera.
Aprovecho para describir a este personaje suigéneris...Era el chino Wong un hombre de unos 35 a 38 años, aunque con los chinos, uno nunca sabe...De fuerte contextura, aunque delgado y de no más de 1.65 metros de estatura, caminaba con una gran elasticidad, como un hombre que se ha ejercitado mucho a lo largo de su vida. Y mientras caminábamos a través de la Séptima Avenida, aproveché para contarle cómo a finales de la década pasada, comenzaron a llegar chinos al Central, y que la Compañía les había construído una especie de hotel, en la parte trasera de la fábrica, donde vivían unos 12, y que todos laboraban en el Central. Hablando de esa forma, llegamos pronto frente a la estructura de madera, a la cual ellos daban el nombre de Hotel de los chinos y también Chinatown.
En ese momento había uno enfrente del edificio, ocupado en sembrar maní, el cual luego sería una forma de buscarse la vida, vendiéndolo tostado en el terrible periódo del "Tiempo Muerto", pregonando por las calles del pueblo: "Maní, Maní tota'o"...En cuanto nos vió, se enderezó y limpiándose las manos en el pantalón, se acercó, hizo el saludo típico de los asiáticos, y dijo algo en enrevesada lengua, a lo cual contestó Wong en el mismo idioma. Yo me quedé atrás, y Wong, dándome las gracias, dijo que él se quedaba "con sus hermanos".
Ok, contesté, y regresé rápidon al muelle, donde continuámos la descarga hasta pasadas las 8 de la noche. No volví a ver al chino Wong hasta la semana siguiente.
Me encontraba en el Siglo XX almorzando, cuando vi llegar al chino Wong en compañía de un personaje, chino también, del cual se hablaba mucho en Preston, al cual le decían Mister A. Este misterioso personaje, del cual decían que tenía intereses en el contrabando de ron hacía Estados Unidos, era, según muchos, el que había traído todos los chinos a Preston, y vivía en una gran casa, estilo "Bungaló", al final de la séptima Avenida. Además estaba casado con una hermosa trigueña cubana, y tenía un ford
del año. Era alto para ser un chino, y delgado, de carnes enjutas, y había algo en su mirada que imponía respeto. Ambos se acomodaron en una de las mesas, y el chino Wong me hizo un ligero saludo con la cabeza, al cual yo respondí, y enseguida comenzaron a hablar en su idioma, con voz velada. Eran como las 1 y 30 de la tarde, y no había mucha gente en la calle, pues como todo pueblo donde habían españoles, era la hora de la "siesta"...Cuando ya estaba al irme, llegaron dos sujetos, uno con traza de matón, cubano, y un chino, y se acomodaron en el mostrador. El cubano le dijo al empleado:
- Ponme dos líneas de paticruzao, pero rápido!
El barman lo atendió enseguida, pues se dio cuenta por su catadura, que era un individuo peligroso.
Luego de beberse de un golpe su trago, se dirigió, seguido del chino, a la mesa donde se encontraban Mister A y Wong, y parándose a menos de un metro, le increpó a Mister A:
_ Tengo un recado del "Duque" para ti, chino...Si no le pagas su parte hoy, eres hombre muerto...
Cuando oyó las palabras del rufián, el chino Wong se paró y se puso entre mister A y el hombrón sin decir una palabra. Mister A le respondió:
- Ya el "Duque" cobró, y no recibirá ni un centavo más!
El bandido se enfureció y trató de apartar a Wong lanzando un manotazo, pero éste, con una gran rapidéz, lo agarro por el brazo, se lo dobló y lo tiró contra su acompañante chino, rodando los dos por el suelo, pero el chino, como si rebotara, estuvo en pie enseguida, y dando una alarido, se lanzó sobre Wong, el cual con una agilidad felina, se apartó ligeramente, y lo golpeó en la nuca con el canto de la mano derecha, y su adversario se desplomó como un saco; inmediatamente se viró hacia el cubano que lo atacabo con los puños en ristre, y agarrándolo por la mano izquierda, lo levantó en peso y lo arrojó sobre su insconciente compañero...Todo esto ocurrió en contados segundos, durante los cuales, yo no me había movido de mi asiento. Al echar la silla hacia atrás para levantarme, sentí la fría mirada de Mister A, pero sin hacerle caso, salí por la puerta trasera. Luego me enteré que los que comenzaron la discusión, habían terminado en el hospital con algunas fracturas y contusiones, y que los guardajurados, algo así como la policía del pueblo, no habían interrogado a Mister A y su guardespalda el chino Wong, y cuando me interrogaron a mí, les dije que yo no había visto nada...
Qué poder extraordinario tenía Mister A? Era realmente un traficante de bebidas alcohólicas hacia Estados Unidos y el Caribe? Qué interés tenía en traer a sus compatriotas a Preston? Eran muchas preguntas para las cuales yo no tenía respuesta...
Poco tiempo después me enteré que Mister A había partido para New York con su inseparable Wong para atender, según dijo, "unos negocios"...Vaya Ud a saber de qué tipo...
Pasaron los días, las semanas, los meses, y en 1939, estalló la Segunda Guerra Mundial con el ataque de la Alemania Nazi a Polonia. En 1941, los Estados Unidos entraron en la conflagración, luego del artero ataque japonés a Pearl Harbor. A finales de 1944, el chino José me contó que su pariente Wong había muerto en el desembarco de Normandía con el grado de sargento del ejército norteamericano... La vida tiene cosas realmente inexplicables, extrañas. Este chino que había llegado a Preston como inmigrante, supuestamente traído para proteger los intereses de alguien de dudosa "actuación", murió como un héroe...
Epílogo de un breve relato que no lo merece...
He querido con este relato de ficción, rendir un modesto homenaje a aquellos hijos del Celeste Imperio que fueron traídos a Preston a inicios del siglo XX . Las preguntas que hace el "narrador" casi al final, a estas alturas quedarán sin una respuesta plausible, pues el inexorable paso del tiempo ha borrado por completo ( o casi ) las huellas de su paso por nuestro terruño. Pero sí quiero decir algo sobre cómo era su vida. Mi querido padre, QEPD, me contaba que los chinos eran unos tremendos trabajadores, muy apreciados por la dirección norteamericana de la United Fruit Co. La mayoría eran puntistas, o "llenadores" de sacos del azúcar terminada. Cuando llegaba el llamado "tiempo muerto", se dedicaban a vender maní tostado, con azúcar y con sal, "calientico" como ellos decían con singular pregón. Muchos, o algunos de ellos, se asentaron en las áridas tierras de la entrada del pueblo, donde a fuerza de mucho y abnegado trabajo, cosechaban prácticamente TODA la verdura que se consumía en Preston. Con el paso del tiempo, no sólo adoptaron nombres "hispanos" como "José" y "Paco", sino que también unieron sus vidas con mujeres cubanas, y aún hoy, quedan los apellidos "Lam", "Long" y "Ling", aunque el idioma chino ya sus descendientes no lo hablan. A mediados de la década de los cincuenta y de los sesenta, muchos se fueron para la Habana, a vivir en lo que quedaba del China Town de la capital, con parientes, y dicen, que algunos regresaron a China para que sus restos descansaran en la tierra que los vio nacer. He sido muy cuidadoso a la hora de nombrar personas; sólo "Manolo" aquel personaje que creé para el cuento "Relatos de un Inmigrante" ha mantenido el suyo, porque "él", con la ayuda de Dios, seguirá contando "cosas" sobre Preston, el pueblo que lo acogió...Mister A, no es un personaje de ficción, no ha existido sólo en mi imaginación...Hasta donde yo sé, los chinos de Preston no tenían o pertenecían a una "Sociedad Secreta" como las que existían en California y en la Habana. Sí recibían un periódico en chino, que creo que se editaba en la Habana. Por último, según lo que me contaron viejos prestonenses, ya desaparecidos, es bastante probable que desde Preston y Antilla, se haya hecho contrabando de ron hacia Estados Unidos...
Dedico este relato a mi alumna Yunaisi Molina Lam, descendiente de quellos inmigrantes chinos que tanta vida le dieron a Preston.

El Cementerio de Preston

El cementerio de Preston.
A la entrada de Preston, en una curva, a la que le da nombre, se encuentra el Cementerio, delimitado a la derecha y al fondo por un manglar, y por lo que sé, es el único con esas características. Sus árboles principales son las casuarinas y los Flamboyanes, cuyas grandes flores rojas, sirven a los deudos, para depositarlas con respeto en las tumbas de sus seres queridos.
A los 60 años de edad, a los 75 años de edad, a los 81 años de edad...Las calles de hierba del cementerio repiten como una cantinela la edad de los ocupantes de los pocos nichos y tumbas que si de algo carecen ya es precisamente de edad. Desde que expiraran, cumplen los años al revés. Fallecido a los 70 años de edad, a los 55 años de edad, a los 35 años de edad... De súbito, el ritmo se quiebra y aparece un muerto de 20 años de edad, o de dos años de edad, incluso de unos meses o unos días de edad. Se libraron de la vida, o se la perdieron, no hay forma de adivinar qué habría sido de ellos o de nosotros si hubieran resistido hasta los 95 años de edad y hubieran tenido descendientes de equis años de edad.
Abundan las flores de plástico, que no presuponen un muerto artificial, ni siquiera un dolor falsificado, sino la carencia de flores naturales muy difíciles de encontrar en mi querido terruño ( como otras tantas cosas...). La arquitectura mortuoria, básicamente de cemento y a veces denotada tan solo por una cruz del mismo material o de acero sobre la tierra, tan monótona y pese a ello tan diversa, genera también diseños emocionales tópicos e inauditos a la vez. Se va uno volviendo de cemento a medida que recorre los trillos y calles de hierba de la necrópolis...
Nosotros morimos extrañamente en los difuntos mientras ellos reviven extrañamente en nosotros, es una paradoja en la cual siempre he pensado cuando visitaba el cementerio de Preston. Pensaba que era motivado por la humildad de las tumbas, o por el olor a tierra húmeda característico del lugar, pero cuando fui por primera vez al cementerio de Miami donde reposan los restos de tantos familiares muertos en el exilio, también pensé lo mismo, a pesar de que en este último, el mármol de Carrara y cristalería de Venecia, adorna los nichos y tumbas de los que tuvieron con qué pagar tales "caprichos"...Ah! No hay un lugar mejor para meditar sobre la brevedad e ilusión de la vida que un cementerio, y el de Preston, no es una excepción...
Siempre me llamó la atención un panteón vacío con el nombre anglosajón de una niña de 15 años, en el cual hay un angel con las alas abiertas y el día que mi madre falleció, fui con mi padrino Enrique para preparar nuestra bóveda, y éste me dijo que ahí habían enterrado una niña norteamericana que había muerto de unas fiebres muy extrañas creo que en 1932. El cementerio de Preston no entiende de nacionalidades, como tampoco otros en otras partes, pues como bien dice Miguel Hernández, el gran poeta español, en su poema Pueblo Blanco: "Morir y vivir es...indiferente"
Aquí en la diáspora, ahora pienso firmemente, que nunca a mi querido pueblo, podrán quitarle el Camposanto, donde reposan los huesos de los que se quedaron y de algunos que regresaron, y además porque es el Alma del pueblo y el Alma es Inmortal!

Incendios Notables de Preston: El Incendio del Pan American Club


Aunque no he podido corroborar la fecha, estoy casi seguro que el Pan American Club fue inaugurado en la década de los años '30. Los norteamericanos son muy sociables, porque tienen un gran sentido gragario, por lo que, al aumentar su número en Preston como ejecutivos, ingenieros y con otras responsabilidades y casi todos con sus respectivas familias, pensaron a continuación en construir un lugar donde pudieran socializar, y fue así, como se determinó por la dirigencia de la United Fruit Company, erigir un Club, donde además de descansar, se pudiera socializar de múltiples maneras. El Pan American Club fue construído según los cánones de la arquitectura de madera del sur de los Estados Unidos, y su ubicación estaba en la acera opuesta al Hotel Miramar, en lo que sería la última edificación de la calle "B". Elegante y ecléctico por sus arcos y columnas, el Pan American Club tenía una magnífica vista frontal del este de la hermosa Bahía de Nipe, y constaba de dos pisos. La actividad más intensa se realizaba en el primer piso, donde existía una cafetería y cómodos sillones de mimbre donde se podía descansar luego del ajetreo de un día agobiador de trabajo. Tenía además, áreas de juegos de mesa, siendo los más solicitados, los de cartas. En la parte superior, habían habitaciones para uso de los socios, sus familiares y amigos. Estos dos edificios, el Hotel Miramar y el Pan American Club, eran admirados por todos, residentes y foráneos, por sus elegantes líneas. Al final de la calle "B" que pasaba por delante del Club, había una rotonda, en cuyo centro estaba la Casuarina más grande de Preston, la cual sobrepasaba en altura la majestuosa estructura. Según me han contado los que vivieron aquella bucólica época, el Pan American Club fue visitado popr notorias personas de la Farándula en Cuba, como Tongolele, Tito Gómez entre otros. Se habla de algún que otro artista norteamericano importante, pero esto no lo puedo afirmar...
Cuando ocurrió el "desastre" de 1959, y luego la expulsión, con la consabida expropiación de todos sus bienes de la United Fruit Company, el Pan American Club fue "nacionalizado", y comenzó a utilizarse como Secundaria Básica, a la cual pusieron el nombre de Ivo Sanamé Nieves, y donde yo cursé los tres grados, al igual que otros de los que leerán esta Nota, y por donde desfilaron personajes dignos de una reseña, como el Loco "Bolmey", un director comunista que mandaron de Holguín, pero contar sus historias no es el objetivo de este escrito, por lo que lo dejo para otra oportunidad...La parte superior, la dedicaron a "albergues" de técnicos azucareros y de otra índole. Luego, con el pasar de los años, y el continuo deterioro, del otrora bello Club ( pues como acostumbran las "termitas", no reparan NADA QUE HAYA SIDO NORTEAMERICANO ), la estructura de madera comenzó a tener signos de derrumbe, y trasladaron la secundaria para la casona de los Superintendentes de la United, y sorpréndanse, le "dieron" aquel edificio, ya con visos fantasmales, a 7 u 8 familias para que !vivieran en él! Una locura! Y fue en la década de los '80, donde ocurrió el siniestro...Unos dicen que el fuego comenzó por el extremo derecho, y que se hizo masivo, cuando una persona, de los que vivían allí, "equivocadamente" le echó un cubo de !QUEROSENO! A LAS LLAMAS PARA APAGARLAS PENSANDO QUE ERA AGUA!!!! Imagínense, aquella madera vieja y apolillada ardió totalmente y solamente quedaron los "pilotes" donde se asentaba una de las edificaciones emblemáticas de Preston. Aquellas familias, comenzaron a pedir que les construyeran casas, y al cabo de algunos años, comenzarona construir en Rancho Grande, un pequeño barrio, al cual, por el título de una telenovela brasileña que pasaban entonces, le pusieron "GRACIAS POR EL FUEGO"!!! Casualidad el nombrecito? Vaya Ud a saber! Amigos míos, ya de aquel pueblo que era envidia de tantos otros en el Oriente del país, casi no queda nada, como no sea la Memoria, tanto de los que "nos fuimos", como de los que se "quedaron", quizás por lo que dice el Poeta: "...pero los muertos están en cautiverio, y no los dejan salir del cementeri

sábado, 29 de octubre de 2016

Una Historia de Juventud

Una historia de juventud

4 de septiembre de 2010 a las 9:56
Era enero de 1968, y yo cursaba el último año de pre-universitario, en la escuela Julio A. Mella en la Habana. Me encontraba conversando en el patio, con un grupo de compañeros, cuando escuché, a una amiga, decirle a otra:
-Sabes lo que ha dicho Susana?
-No, respondió.
-Pues ahora le ha dado por los versos...No la soporto!
-Bueno, y eso que tiene de malo?
-Que ha ofrecido besar en la boca, a quien le recite un poema de un tal José...
-Por lo que me has dicho, debe ser José Angel Buesa, y te digo, que él escribe muy bien, le respondió
-Es que ella se cree la reina de la escuela!...
Y  no pude saber más, pues nos llamaron a filas. (era un pre militar, como casi todo en Cuba en esa época).
Más tarde me puse a pensar, en lo terrible que era la envidia, pues esa muchacha había hablado así, movida por ése defecto que ha causado tantos males, y que generalmente tiene su base en los celos.Recientemente habíamos estudiado en literatura, a Otelo de W. Shakespeare, y pensé utilizar el incidente, en una tarea de interpretación pendiente.
Pero por qué tendrían celos de Susana? Sencillamente porque era BELLA, era PRECIOSA. Aún hoy, a la distancia de más de 42 años, la recuerdo perfectamente.
Era Susana lo que se dice, una belleza perfecta. De estatura mediana o un poco más, tenía un cuerpo armonioso, lleno de curvas, por lo que todo los varones, la seguían con la vista cuando ella pasaba.Sobre sus bien torneados hombros, una cabeza erguida, coronada con una mata de sedosos cabellos color caoba, que hacían el marco ideal, para una cara digna de una diosa griega, donde se encontraban, los ojos verdes más brillantes que he visto en mi ya larga vida.Su voz era suave, bien timbrada, y si a todo lo anterior, agregamos que era además, sumamente inteligente, ya tenemos todos los ingredientes, para el caldo de cultivo donde crecen los celos y la envidia.En una ocasión, salía yo del aula, y tropecé con ella; le pedí disculpas y me percaté que se le había caído la goma de borrar, me incliné, más rápido que ella, y la tomé, pero tan cerca estuvieron nuestras cabezas, que pude percibir su olor, y qué olor! Ella gentilmente aceptó mis disculpas, y yo, azorado, no supe qué contestar. Compréndanme, ella era una muchacha poco común, pues en tres años, nadie podía señalarla con el dedo, pues no se le conocían amoríos (cosa rara en esa época), y la maledicencia, sobre todo de sus "compañeras", habían creado un sin número de rumores, de los "amantes" que tenía en la "calle", cosa que nadie pudo comprobar nunca, y que yo particularmente, nunca creí. Pero a pesar de todo, no podían negar que era una buena compañera, pues compartía su magra comida, con los que no tenían, y ayudaba a todo el que le pedía que le explicara algo de cualquier asignatura. Ese era el detalle que me faltaba decir :Tenía un corazón de oro.
       Así que me puse, discretamente, a investigar qué había de cierto, en lo dicho por aquella alumna, sobre Susana. Y como yo suponía, encontré mucha mentira, y nada sólido, sobre qué basarme para lanzarme en una aventura de incierto final...Pero no abstante, sí encontré, preguntándole a una compañera de aula de Susana, que era amante de la poesía, y fanática de José Angel Buesa. De modo que me dije: "no pierdes nada, con aprenderte, por lo menos, dos poemas de este autor, al contrario, ganas conocimientos", y así lo hice. Me aprendí de memoria, el Poema de la Despedida, y el del Renunciamiento, y comencé a practicarlos a solas.
      Pasaron unas semanas, y un día me encontré con Susana en un debate que se desarrolló, sobre literatura del Barroco español, y
la apoyé calurosamente, cuando intervino para defender la obra de Pedro Calderón de la Barca, sobre la de Francisco de Quevedo, y me di cuenta de que me había ganado su afecto, cuando me miró con sus hermosos ojos verdes, para agradecerme por mi solidaridad
con ella. Cuando salimos, ella me estaba esperando, y me dijo, con esa voz tan suave que tenía:
-Gracias, me sentía tan sola en medio de ese debate, que tu apoyo, fue como un bálsamo. A lo que yo respondí:
-No tienes por qué darme las gracias, era mi deber, pues me di cuenta, que todos querían congraciarse con la profesora de literatura.
-Tienes razón, yo también me di cuenta. Me contestó. Y seguidamente me dijo:
-Me doy cuenta de que te gusta la literatura...Le contesté:
-Por supuesto, es una de las formas más inteligentes y directas, de mejorar la cultura personal.
-Coincido contigo, yo también pienso así. Pensé que la oportunidad, la pintan calva, así que aproveché y le dije:
-Yo admiro la poesía cubana, sobre todo la de Martí, y de los contemporáneos, a Buesa (lo cual no era mentira, pues todavía pienso de esa forma)
Ella, asombrada, me contestó:
-Es increible! Casi tenemos los mismos gustos literarios. Yo soy admiradora de los dos también, y dicen que a Buesa le pusieron "José" por el Apóstol. Me encantan los versos de Buesa, porque dicen tanta verdad!.Le respondí:
-Yo me sé dos poemas de Buesa...Susana me interrumpió diciendo:
-Te sabes el Poema del Renunciamiento?
-Sí, respondí, quieres que te lo recite?
Estábamos sólos, en un banco del patio de la escuela, y comencé a declamar el bello poema, en voz baja, haciendo énfasis en la estrofa sublime: "y jamás lo sabrás"...
Cuando llegué al final, final triste y dije:
"Te diré sonriente: "No es nada...ha sido el viento"
Me enjugaré una lagrima...y jamás lo sabrás!
Me percaté entonces, que brillantes lágrimas corrían por las tersas mejillas de mi amiga, y que su pecho, se estremecía...
Y le pregunté:
-Te sientes bien? y entre sollozos entrecortados, me dijo que sí, y que la disculpara, que tenía que irse. Y así lo hizo, casi corriendo, con su larga cabellera batida por el viento.
Luego de ese día, no volví a ver a Susana.Fui a su aula, a preguntar por ella, y me dijeron que estaba enferma, en su casa, con un pase especial.
Un mes después de los hechos narrados, me encontré a Susana, en Coppelia. Estaba radiante, más bella que nunca. Al verme, corrió hacia mí, y me abrazó, plantándome un beso en la mejilla, y saturándome de su maravilloso olor.
-Hola Raúl, que gusto en verte! me dijo con su cantarina y dulce voz...
-Y tú, Susana, cómo has estado?
-Ya bien, tuve una indisposición pasajera, pero ya estoy bien...el lunes regreso a la escuela, pero discúlpame, pues estoy esperando a alguien...
-No hay problema, ya yo me iba. Cuídate Susana! Hasta luego! Y me fui.
Pero Susana no regreso ese lunes a la escuela, ni el otro, ni el otro...Se había ido con un hombre, que luego supo que era casado, y como consecuencia del abandono por parte del engañador, cayó en un estado de melancolía, que tuvo que ser tratado por los médicos y no pudo terminar el pre-universitario. Sentí mucha tristeza por ella, tan inteligente y tan bella!
En el año 1987, fui a la Habana, a defender los derechos de los pescadores deportivos de Mayarí, y en el Inder Nacional me encontré con mi amiga Susana.Así de pequeño es el mundo! Un poco más gruesa, pero aún manteniéndo la esbeltez de cuando éramos tan jóvenes! Y bien casada, con tres hijos. Cuando confrontamos nuestras vidas, me dijo:
-Sabes, tú fuiste el único amigo  que yo tuve en aquellos hermosos años, y aunque estás más delgado, te ves bien.
Susana, terminó el pre-universitario dos años después, me contó y estudió bioquímica en la Universidad de la Habana, graduándose con título de oro en 1978, el mismo año, que por coincidencia, me gradué yo en el Pedagógico de Holguín. Seguía siendo fan de José Angel Buesa, del cual tenía un viejo libro de poemas en la cartera (me lo mostró).
-Todavía te sabes poemas de Buesa? Me preguntó sonriente, mostrando sus blancos y parejos dientes...
-Sí, amiga mía, todavía mi corazón siente la poesía!
En ese momento, llegó un Lada, del cual se bajó un señor de unos 50 años, el cual ayudó a bajar a un niño de tres años, más o menos y ambos caminaron hacia nosotros. Y Susana me dijo:
-Mira Raúl, él es Ernesto, mi esposo, y el niño es nuestro hijo menor, Paul.
-Mucho gusto, Ernesto, tiene ud. una gran mujer como esposa. Hola Paul.
Seguidamente nos despedimos, y no pude menos que reflexionar:
La amistad es un tesoro, que es conveniente cuidar.Cuando iba en el Hino, hacia Mayarí, mi pensamiento voló hacia aquella época dorada, época dura, con poca comida, apagones, poca ropa, miedos, incertidumbres...pero, la juventud, sigue siendo la época dorada, la época de cuando éramos tan jóvenes!

Relatos de un Inmigrante



Mi nombre es Manuel,Manuel Enríquez Morales, pero todos me dicen Manolo, y nací en España, en el pueblo de Huerta de Valdecarabanos, y voy a contaros una historia, tan bella como insólita que ocurrió en el ya lejano año de 1912.Vosotros juzgareis si la encontráis interesante o no, pero sí os digo que vale la pena leerla.
Llegué al pequeño pueblo de Preston en febrero de 1912; Qué cómo mis pobres huesos fueron a dar, desde la apartada España hasta este ignoto lugar de Cuba, es cosa que os contaré en otra ocasión.
Os haré ahora un breve bosquejo del lugar donde ocurrieron los hechos. Está Preston enclavado en la península de Punta de Tabaco, que hiere como un cuchillo a la hermosa Bahía de Nipe, haciéndola en ese punto, más estrecha. En 1906 comenzó a funcionar una fábrica de azúcar, que es el corazón de este hermoso lugar, y que pertenecía a la United Fruit Company. El emprendedor norteamericano Andrew. W. Preston fue su fundador.
Contaba Preston en aquellos felices días, con no más de 900 habitantes, en su mayoría cubanos venidos de los más inverosímiles lugares de la isla, y con una colonia de inmigrantes en la que había desde españoles hasta japoneses, cosa esta que le daba a aquel punto perdido en el mapa de Cuba, una connotación cosmopolita....Así de irónica es la vida.
La punta que hería las aguas de la bahía, señalaba el norte, por lo que las calles fueron hechas de sur a norte, y denominadas con las letras del alfabeto: A,B,C... Había un puente que nacía en tierra firme, e iba de norte a sur, y en su salida comenzaba la carretera (o camino), que enlazaba a Preston, con Mayarí y a su vez, dividía al pueblo en dos, y los norteamericanos, tan imaginativos como emprendedores, le llamaron a una parte "New York" y a la otra" Brooklyn". En esta última zona, radicaban inmigrantes de cualquier nacionalidad que uno se pueda imaginar, aunque predominaban los jamaiquinos. Solamente me falta decir que los norteamericanos vivían en la parte norte, y que a esa zona residencial, le pusieron "La Séptima Avenida", y en esa época, contaba con 7 u 8 casas muy bonitas, rodeadas de hermosos jardines, y muy amplias, todas de madera. En el centro del pueblo, había una hermosa iglesia católica, toda blanca y con un campanario semejante a las que existen en la parte sur de Estados Unidos. En su interior había tres hileras de bancos, y el altar mayor, tenía detrás un retablo de maderas preciosas, donde había una imagen del Sagrado Corazón de Jesús y otra de la Virgen María, como vencedora de las tentaciones, las dos hechas por artistas españoles, y en el centro, un cuadro con la imagen de Santa Teresa De Jesús, ya por esta época, nombrada como la Patrona del lugar(Preston).Al lado de la iglesia, había una fonda propiedad de un chino, que tenía el romántico y sugestivo nombre de "La Flor de Asia", y donde se podía comer abundantemente, por apenas unos centavos. Ya conocéis el lugar, pasemos ahora a los hechos.
La brigada a la que pertenecía, se encontraba trabajando en lo que años después sería el malecón de Preston, cuando más o menos a las tres de la tarde, llegó Mister James, el capataz americano, con la triste noticia, de que se suspendían los trabajos hasta nueva orden, palabras que cayeron sobre nosotros, como un balde de agua fría, pero ni modo, cobraríamos al día siguiente nuestra magra liquidación y a otra cosa. Como era viernes, decidí ir a la iglesia para meditar sobre mi futuro, aprovechando la paz que brinda ese sagrado lugar.
Dos señoras había dentro de la iglesia, cubiertas sus cabezas por negros velos y rezando un rosario, que ya se encontraba en las letanías. Para gozar mejor de la luz que entraba a raudales por los vitrales, me senté en la parte de atrás, y comencé a musitar una oración. Pero era tanto mi cansancio, que me quedé dormido. Me encontraba soñando que corría por las ruinas de un castillo en Huerta de Valdecarabanos, cuando sentí que una mano suave se posó sobre mi hombro derecho, y una voz angelical me decía en español, pero con acento extranjero: -Despierte, Señor, que van a cerrar la Iglesia... Levanté la cabeza
y vi el rostro de mujer más bello de mi vida... Dada la hora (ya estaba oscureciendo y había una tenue luz dentro de la iglesia), pensé que era un ángel, os lo juro... Me puse de pie, y apenas con un murmullo le di las gracias, y ella, con una dulce sonrisa en sus labios carnosos y rojos, que servían de marco a unos dientes nacarados, me dijo: -No megrece la pena, señogr...Y acto seguido salió de la iglesia.
Yo caminé hacia la puerta, y pude observar que la esperaba un caballero, el cual depositó un beso en su mejilla, y luego ella entrelazó su brazo con el de él, y salieron caminando, muy juntos, rumbo a la calle A.
Cuando bajé los escalones de la iglesia, me encontré con un amigo cubano que siempre estaba informado de todo lo que ocurría en el pequeño pueblo, y le pregunté: -Oye Juan, sabes quién es esa joven tan linda?, y él me contestó: -Sólo sé que se llama Elizabeth, y es la esposa del Ing. jefe americano, que creo que se llama Ted, o le dicen Ted.-Gracias Juan, le respondí, y me fui a dormir a la casa de empleados.
A la mañana siguiente, fui a cobrar mi liquidación a la oficina central, y me enteré que estaban pidiendo hombres para trabajar en la Avenida, que como sabéis, era el lugar donde vivían los americanos. Partí rápido para allá, y cual no sería mi sorpresa, al darme cuenta que el que estaba contratando, era el caballero que Juan me había dicho era el esposo de la linda joven de la iglesia. Me entrevistó, y me dijo que sí, que yo reunía las condiciones para el trabajo, que consistía en hacer las calles interiores de esa zona, y que iban a comenzar a las 2 PM.

Regresé a la 1 y 30, y comenzamos a trabajar; éramos 6 hombres abriendo la calle a golpe de pico, lo cual no era fácil... A las 4 más o menos, salió una mujer negra de mediana edad, de la última casa en línea, trayendo en las manos, una bandeja con vasos y una jarra de limonada, que nos ofreció diciendo, en español chapurreado: -Mi ama les manda esto,... ella viene... y vimos aparecer a Elizabeth con un vestido rosado que destacaba su hermosa figura, y tocada con un ancho sombrero que evitaba que el sol castigara su gracioso rostro. Intentaré hacer un retrato de esta bella mujer.
Era Elizabeth una joven de entre 25 a 30 años, de ojos intensamente azules, los cuales daban vida a un rostro perfecto, donde destacaban también unos labios rojos como la grana y una nariz que le daría envidia a una diosa griega; su piel, de un color rosado resplandecía por su delicadeza, y destacaba sobre todo, en su erguido cuello, coronado por una orgullosa cabeza, portadora a su vez, de la más sedosa y frondosa cabellera rubia que he visto jamás. De una estatura más que regular, Elizabeth poseía amén de los atributos ya descritos, una elegancia y nobleza en su mirada, que sólo se adquieren por herencia de clase. Si a todo lo anterior le sumamos que Elizabeth tenía un corazón lleno de bondad, y que siempre buscaba la forma de ayudar a los demás, llegamos a la conclusión de que era una mujer excepcional.
Sin embargo, esta mujer excepcional, bella, culta, rica, casada con un buen hombre que la amaba, no era feliz, o para ser más exacto, no era completamente feliz. El domingo de esa
Semana fui a misa de 7. La iglesia a una hora tan temprana, estaba casi vacía, a pesar de lo cual, me senté como era mi costumbre, en la parte de atrás, desde donde pude apreciar que Elizabeth estaba en la iglesia, sentada frente al altar y junto a ella, su esposo. Al terminar la ceremonia, yo me dirigí a la sacristía, a charlar con el Padre Isidro, mi compatriota y me percaté que Elizabeth caminó hasta el retablo, y se paró frente al cuadro con la imagen de Santa Teresa. Sólo estuve 10 minutos en la sacristía, y cuando salí por la puerta de la derecha, me detuve al escuchar la melodiosa voz de Elizabeth, que con un acento de súplica decía: - Please, Mother Teresa, help me…I need a son! I promisse you that I’ll bring to this church an image of you! Please! Y sentí una gran pena por ella, al escuchar sus sollozos, sus tremendos deseos de ser madre, pero al mismo tiempo, la admiré por la gran fe que demostraba en Santa Teresa. (Aclaro a mis lectores, que yo entiendo perfectamente el inglés, idioma que aprendí durante mi estancia en Gibraltar, territorio que como sabéis, está ocupado por los ingleses).
Ese mismo día, supe por boca de Clarence, la fiel sirvienta de Elizabeth, que su ama no podía tener hijos; Que la habían visto los mejores médicos de Estados Unidos y Europa, y que el dictamen había sido el mismo: Ella no podía engendrar…Dos días después de los hechos que acabo de narrar, Elizabeth partió de Preston en un paquebote de la United Fruit Company y no la volví a ver, hasta pasados 15 meses.
Transcurría un apacible domingo de octubre de 1913, cuando me bajé de una carreta luego de haber pasado el puente, en la calle A. Venía de Mayarí, y estaba lleno del polvo del camino, desde mis alpargatas, hasta la boina que cubría mi cabeza, y casi tropiezo con dos señoras que corrían. Ellas me pidieron disculpas diciendo: -Perdón, señor, no lo vimos de tan apuradas que estamos. Y yo les respondí: -No, señoras la culpa fue mía…Pero, con todo respeto, a dónde vais tan apuradas? Y ellas me contestaron: -A la iglesia señor donde van a coronar a la Santa Patrona. Acaso no sabéis qué día es hoy? –Sí,-dije- Hoy es 15 de octubre. –Pues eso…Respondieron ellas, y siguieron su marcha a buen paso.
Me dirigí con rapidez hacia la iglesia, motivado por lo que me habían dicho las amables señoras, y cuando llegué, cual no sería mi asombro al ver, una inmensa y bella estatua de Santa Teresa de Jesús, encima de una tarima de madera que sostenían cuatro caballeros. Un ramillete de flores colgaba de la mano de la Santa, en la cual, firmemente sujeta, estaba la pluma como símbolo de su abogacía dentro de la iglesia católica, y a sus pies, un manto de flores. La numerosa concurrencia cantaba loas a Dios y a la Santa, y en medio de ella, destacaba una mujer vestida de blanco y con un niño pequeño en sus brazos, de unos cinco o seis meses de nacido, rubio como ella, y esa mujer como ya seguro habéis adivinado, era Elizabeth! Elizabeth que había concebido! Elizabeth que había cumplido su promesa (que yo había escuchado), de traer hasta este remoto lugar una imagen de Santa Teresa de Jesús en el día de su fiesta! Había ocurrido realmente un milagro? Se habrían equivocado los médicos de dos continentes en su diagnóstico? No lo creo, pero sí creo lo primero. Que vosotros mis amables lectores crean o no, es un asunto vuestro, de vuestro albedrío. Doy fe de que todo lo que he narrado, es cierto. Me despido, hasta mi próximo relato, si así lo decide Dios. Confiar y esperar.
Dedico este cuento, a la memoria de la Señora Chicha Campo, católica emérita de Preston, que me narró la historia de la señora americana que concibió en Preston, en 1913, por un milagro de Santa Teresa de Jesús, y del cual ella fue testigo, pues como una niña de 13 años, se encontraba presente aquel 15 de octubre de 1913. El nombre de Elizabeth fue creado por mí, como parte de los recursos literarios usados; el resto que incluye la descripción de cómo era Preston en los días previos a la primera guerra mundial, son reales y fueron obtenidos en diferentes entrevistas, a personas muy ancianas de Preston, que lamentablemente ya han fallecido. Es una verdadera lástima que un pueblo y fábrica de azúcar, tan bonitos, estén en el triste estado de hoy, donde hay partes que parece que han sido bombardeadas, porque Preston en 1959, contaba con todos los recursos de una pequeña ciudad. La historia dirá la última palabra.

Relatos de un Inmigrante

Mi nombre es Manuel,Manuel Enríquez Morales, pero todos me dicen Manolo, y nací en España, en el pueblo de Huerta de Valdecarabanos, y voy a contaros una historia, tan bella como insólita que ocurrió en el ya lejano año de 1912.Vosotros juzgareis si la encontráis interesante o no, pero sí os digo que vale la pena leerla.
Llegué al pequeño pueblo de Preston en febrero de 1912;Qué cómo mis pobres huesos fueron a dar, desde la apartada España hasta este ignoto lugar de Cuba, es cosa que os contaré en otra ocasión.
Os haré ahora un breve bosquejo del lugar donde ocurrieron los hechos. Está Preston enclavado en la península de Punta de Tabaco. Que hiere como un cuchillo a la hermosa Bahía de Nipe, haciéndola en ese punto, más estrecha. En 1906 comenzó a funcionar una fábrica de azúcar, que es el corazón de este hermoso lugar, y que pertenecía a la United Fruit Company. El emprendedor norteamericano Andrew Preston fue su fundador.
Contaba Preston en aquellos felices días, con no más de 900 habitantes, en su mayoría cubanos venidos de los más inverosímiles lugares de la isla, y con una colonia de inmigrantes en la que había desde españoles hasta japoneses, cosa esta que le daba a aquel punto perdido en el mapa de Cuba, una connotación cosmopolita....Así de irónica es la vida.
La punta que hendía las aguas de la bahía, señalaba el norte, por lo que las calles fueron hechas de sur a norte, y denominadas con las letras del alfabeto: A,B,C... Había un puente que nacía en tierra firme, e iba de norte a sur, y en su salida comenzaba la carretera(o camino),que enlazaba a Preston, con Mayarí y a su vez, dividía al pueblo en dos, y los norteamericanos, tan imaginativos como emprendedores, le llamaron a una parte "New York" y a la otra" Brooklyn". En esta última
de Raul Alfredo Pi Sanchez (Notas) el domingo, 2 de mayo de 2010 a la(s) 13:26
Mi nombre es Manuel,Manuel Enríquez Morales, pero todos me dicen Manolo, y nací en España, en el pueblo de Huerta de Valdecarabanos, y voy a contaros una historia, tan bella como insólita que ocurrió en el ya lejano año de 1912.Vosotros juzgareis si la encontráis interesante o no, pero sí os digo que vale la pena leerla.
Llegué al pequeño pueblo de Preston en febrero de 1912; Qué cómo mis pobres huesos fueron a dar, desde la apartada España hasta ezona, radicaban inmigrantes de cualquier nacionalidad que uno se pueda imaginar, aunque predominaban los jamaiquinos. Solamente me falta decir que los norteamericanos vivían en la parte norte, y que a esa zona residencial, le pusieron "La Séptima Avenida", y en esa época, contaba con 7 u 8 casas muy bonitas, rodeadas de hermosos jardines, y muy amplias, todas de madera. En el centro del pueblo, había una hermosa iglesia católica, toda blanca y con un campanario semejante a las que existen en la parte sur de Estados Unidos. En su interior había tres hileras de bancos, y el altar mayor, tenía detrás un retablo de maderas preciosas, donde había una imagen del Sagrado Corazón de Jesús y otra de la Virgen María, como vencedora de las tentaciones, las dos hechas por artistas españoles, y en el centro, un cuadro con la imagen de Santa Teresa De Jesús, ya por esta época, nombrada como la Patrona del lugar(Preston).Al lado de la iglesia, había una fonda propiedad de un chino, que tenía el romántico y sugestivo nombre de "La Flor de Asia", y donde se podía comer abundantemente, por apenas unos centavos. Ya conocéis el lugar, pasemos ahora a los hechos.
La brigada a la que pertenecía, se encontraba trabajando en lo que años después sería el malecón de Preston, cuando más o menos a las tres de la tarde, llegó Mister James, el capataz americano, con la triste noticia, de que se suspendían los trabajos hasta nueva orden, palabras que cayeron sobre nosotros, como un balde de agua fría, pero ni modo, cobraríamos al día siguiente nuestra magra liquidación y a otra cosa. Como era viernes, decidí ir a la iglesia para meditar sobre mi futuro, aprovechando la paz que brinda ese sagrado lugar.
Dos señoras había dentro de la iglesia, cubiertas sus cabezas por negros velos y rezando un rosario, que ya se encontraba en las letanías. Para gozar mejor de la luz que entraba a raudales por los vitrales, me senté en la parte de atrás, y comencé a musitar una oración. Pero era tanto mi cansancio, que me quedé dormido. Me encontraba soñando que corría por las ruínas de un castillo en Huerta de Valdecarabanos, cuando sentí que una mano suave se posó sobre mi hombro derecho, y una voz angelical me decía en español, pero con acento extranjero: -Despierte, Señor, que van a cerrar la Iglesia... Levanté la cabeza
y vi el rostro de mujer más bello de mi vida... Dada la hora (ya estaba oscureciendo y había una tenue luz dentro de la iglesia), pensé que era un ángel, os lo juro... Me puse de pie, y apenas con un murmullo le di las gracias, y ella, con una dulce sonrisa en sus labios carnosos y rojos, que servían de marco a unos dientes nacarados, me dijo: -No megrece la pena, señogr...Y acto seguido salió de la iglesia.
Yo caminé hacia la puerta, y pude observar que la esperaba un caballero, el cual depositó un beso en su mejilla, y luego ella entrelazó su brazo con el de él, y salieron caminando, muy juntos, rumbo a la calle A.
Cuando bajé los escalones de la iglesia, me encontré con un amigo cubano que siempre estaba informado de todo lo que ocurría en el pequeño pueblo, y le pregunté: -Oye Juan, sabes ¿quién es esa joven tan linda?, y él me contestó: -Sólo sé que se llama Elizabeth, y es la esposa del Ing. jefe americano, que creo que se llama Ted, o le dicen Ted.-Gracias Juan, le respondí, y me fui a dormir a la casa de empleados.
A la mañana siguiente, fui a cobrar mi liquidación a la oficina central, y me enteré que estaban pidiendo hombres para trabajar en la Avenida, que como sabéis, era el lugar donde vivían los americanos. Partí rápido para allá, y cual no sería mi sorpresa, al darme cuenta que el que estaba contratando, era el caballero que Juan me había dicho era el esposo de la linda joven de la iglesia. Me entrevistó, y me dijo que sí, que yo reunía las condiciones para el trabajo, que consistía en hacer las calles interiores de esa zona,
y que iban a comenzar a las 2 PM.
Regresé a la 1 y 30, y comenzamos a trabajar; éramos 6 hombres abriendo la calle a golpe de pico, lo cual no era fácil... A las 4 más o menos, salió una mujer negra de mediana edad, de la última casa en línea, trayendo en las manos, una bandeja con vasos y una jarra de limonada, que nos ofreció diciendo, en español chapurreado: -Mi ama les manda esto,... ella viene... y vimos aparecer a Elizabeth con un vestido rosado que destacaba su hermosa figura, y tocada con un ancho sombrero que evitaba que el sol castigara su gracioso rostro. Intentaré hacer un retrato de esta bella mujer.
Era Elizabeth una joven de entre 25 a 30 años, de ojos intensamente azules, los cuales daban vida a un rostro perfecto, donde destacaban también unos labios rojos como la grana y una nariz que le daría envidia a una diosa griega; su piel, de un color rosado resplandecía por su delicadeza, y destacaba sobre todo, en su erguido cuello, coronado por una orgullosa cabeza, portadora a su vez, de la más sedosa y frondosa cabellera rubia que he visto jamás. De una estatura más que regular, Elizabeth poseía amén de los atributos ya descritos, una elegancia y nobleza en su mirada, que sólo se adquieren por herencia de clase. Si a todo lo anterior le sumamos que Elizabeth tenía un corazón lleno de nobleza, y que siempre buscaba la forma de ayudar a los demás, llegamos a la conclusión de que era una mujer excepcional.
Sin embargo, esta mujer excepcional, bella, culta, rica, casada con un buen hombre que la amaba, no era feliz, o para ser más exacto, no era completamente feliz. El domingo de esa
Semana fui a misa de 7. La iglesia a una hora tan temprana, estaba casi vacía, a pesar de lo cual, me senté como era mi costumbre, en la parte de atrás, desde donde pude apreciar que Elizabeth estaba en la iglesia, sentada frente al altar y junto a ella, su esposo. Al terminar la ceremonia, yo me dirigí a la sacristía, a charlar con el Padre Isidro, mi compatriota y me percaté que Elizabeth caminó hasta el retablo, y se paró frente al cuadro con la imagen de Santa Teresa. Sólo estuve 10 minutos en la sacristía, y cuando salí por la puerta de la derecha, me detuve al escuchar la melodiosa voz de Elizabeth, que con un acento de súplica decía: - Please, Mother Teresa, help me…I need a son! I promisse you that I’ll bring to this church an image of you! Please! Y sentí una gran pena por ella, al escuchar sus sollozos, sus tremendos deseos de ser madre, pero al mismo tiempo, la admiré por la gran fe que demostraba en Santa Teresa. (Aclaro a mis lectores, que yo entiendo perfectamente el inglés, idioma que aprendí durante mi estancia en Gibraltar, territorio que como sabéis, está ocupado por los ingleses).
Ese mismo día, supe por boca de Clarence, la fiel sirvienta de Elizabeth, que su ama no podía tener hijos; Que la habían visto los mejores médicos de Estados Unidos y Europa, y que el dictamen había sido el mismo: Ella no podía engendrar…Dos días después de los hechos que acabo de narrar, Elizabeth partió de Preston en un paquebote de la United Fruit Company y no la volví a ver, hasta pasados 15 meses.
Transcurría un apacible domingo de octubre de 1913, cuando me bajé de una carreta luego de haber pasado el puente, en la calle A. Venía de Mayarí, y estaba lleno del polvo del camino, desde mis alpargatas, hasta la boina que cubría mi cabeza, y casi tropiezo con dos señoras que corrían.Ellas me pidieron disculpas diciendo: -Perdón, señor, no lo vimos de tan apuradas que estamos. Y yo les respondí: -No, señoras la culpa fue mia…Pero, con todo respeto, a dónde vais tan apuradas? Y ellas me contestaron: -A la iglesia señor donde van a coronar a la Santa Patrona. Acaso no sabéis qué día es hoy? –Sí,-dije- Hoy es 15 de octubre. –Pues eso…Respondieron ellas, y siguieron su marcha a buen paso.
Me dirigí con rapidez hacia la iglesia, motivado por lo que me habían dicho las amables señoras, y cuando llegué, cual no sería mi asombro al ver, una inmensa y bella estatua de Santa Teresa de Jesús, encima de una tarima de madera que sostenían cuatro caballeros. Un ramillete de flores colgaba de la mano de la Santa, en la cual, firmemente sujeta, estaba la pluma como símbolo de su abogacía dentro de la iglesia católica, y a sus pies, un manto de flores. La numerosa concurrencia cantaba loas a Dios y a la Santa, y en medio de ella, destacaba una mujer vestida de blanco y con un niño pequeño en sus brazos, de unos cinco o seis meses de nacido, rubio como ella, y esa mujer como ya seguro habeis adivinado, era Elizabeth! Elizabeth que había concebido! Elizabeth que había cumplido su promesa (que yo había escuchado), de traer hasta este remoto lugar una imagen de Santa Teresa de Jesús en el día de su fiesta! Había ocurrido realmente un milagro? Se habrían equivocado los médicos de dos continentes en su diagnóstico? No lo creo, pero sí creo lo primero. Que vosotros mis amables lectores crean o no, es un asunto vuestro, de vuestro albedrío. Doy fe de que todo lo que he narrado, es cierto. Me despido, hasta mi próximo relato, si así lo decide Dios.Confiar y esperar.
Dedico este cuento, a la memoria de la Señora Chicha Campo, católica emérita de Preston, que me narró la historia de la señora americana que concibió en Preston, en 1913, por un milagro de Santa Teresa de Jesús, y del cual ella fue testigo, pues como una niña de 13 años, se encontraba presente aquel 15 de octubre de 1913. El nombre de Elizabeth fue creado por mí, como parte de los recursos literarios usados; el resto que incluye la descripción de cómo era Preston en los días previos a la primera guerra mundial, son reales y fueron obtenidos en diferentes entrevistas, a personas muy ancianas de Preston, que lamentablemente ya han fallecido.Es una verdadera lástima que un pueblo y fábrica de azúcar, tan bonitos, estén en el triste estado de hoy, donde hay partes que parece que han sido bombardeadas, porque Preston en 1959, contaba con todos los recursos de una pequeña ciudad. La historia dirá la última palabra.

Mujeres de Roma: NOCHE DE MUERTOS. HASTA PARA MORIRSE HACE FALTA DINERO

La misma preocupación por la Muerte encontramos hoy, con la única diferencia que ahora Caronte ha sido sustituído por "Las agencias fúnebres" las cuales no cobran una "pobre moneda" sino cantidades que para muchos, es imposible de pagar....

                           Me adentro bajo la Tierra,

                           me yergo sobre una hoja de roble,

                           cabalgo una potra que nunca parió

                           y en la mano guardo la MUERTE!

Aquella Roma que fundó un Imperio inabarcable, terminó destruída por la ambición mezquina...Mujeres de Roma: NOCHE DE MUERTOS. HASTA PARA MORIRSE HACE FALTA DINERO

martes, 25 de octubre de 2016

La Pesca de la Cojinúa en la Bahía de Nipe

La pesca de la Cojinúa en la Bahía de Nipe.


                            Preston desde sus inicios, fue un pueblo de pescadores. Y no podía ser de otra forma, pues está asentado en Punta de Tabaco, pequeña península que hiende a la Bahía de Nipe como un puñal, casi partiéndola por la mitad, permitiendo que sus generosas aguas , mojen sus litorales, impregnándolos de un agradable y único olor a mar. La historia de Preston pues, no puede contarse sin una obligada referencia a sus decenas de habitantes que hicieron de la pesca una forma de vida singular, pues en los meses tétricos del llamado "tiempo muerto", estaban obligados a mirar hacia el Mar para buscar el sustento de sus familias.  Hombres curtidos por el sol y el salitre, se hacían día a día a la mar en un desafío permanente que parecía no agotarse nunca. Dos de ellos, los señores Manuel Vera,  llamado "El Isleño" maestro de la carpintería de ribera, que construyó una gran cantidad de pequeñas embarcaciones ( "chalanas" y botes ) y Domingo Vera, "Dominguillo", incidieron en mi formación como pescador; Manuel, reparando un pequeño bote de 11 pies de eslora que compré en 1981, y Dominguillo, cortando una vela latina ( hecha de sacos de azúcar ), que luego, bajo su guía, mi esposa cosió en su máquina. Esa vela, y los remos, fueron durante mucho tiempo, las formas de mover mi pequeña embarcación, y aprender a utilizarlos me llevó bastante tiempo, pues no es fácil ( y sí muy peligroso ), navegar a vela, y a lo largo de los años, vi unos cuantos accidentes en el mar, afortunadamente sin lamentables consecuencias, y a mí, gracias a Dios, no me sucedió ninguno.
                         Hasta esa época, yo había sido un "pescador de orilla", desarrollando ciertas habilidades sobre todo utilizando los muelles de Preston como bases, y capturando peces grandes como "jiguaguas", guasas y robalos, hasta de 30 libras, pero consideraba a la pesca "embarcado", como el "ultra Súmmum" del arte de la pesca, pero como habían tantas trabas para comprar una embarcación, por pequeña que fuera, que no fue hasta el año señalado que pude hacerlo, y como siempre he considerado que hay que prepararse bien para realizar cualquier tarea, les solicité a estos dos grandes amigos de mi familia, Manuel y Dominguillo, asesoramiento para aprender todo lo relacionado con la navegación y la pesca, aspectos sobre los cuales, ambos tenían grandes conocimientos, porque llevaban más de 50 años pescando. Para que tengan una idea de ellos, les cuento que Manuel y Carmelo su hermano, pescaban por encargo, y no fallaban...Ud les decía: - Carmelo ( o Manuel ), para mañana quiero una sierra de no más de 10 libras"...Y puede estar seguro que, al otro día, le llevaban una sierra que estaba entre 8 ó 10 libras! Tanta era su sabiduría! Y que rica en peces de todas las especies era ( ya no es lamentablemente ) la hermosa Bahía de Nipe! Y así fue como, bajo la guía de estos grandes pescadores, comencé a pescar en bote ( era una "chalana" mi pequeño barquito, pues su fondo era plano, y los botes lo tienen cóncavo ).
                       Para abreviar, les cuento cómo eran los preparativos para pescar la Cojinúa, pez de hábitos pelágicos, que puede alcanzar hasta 35 kg en alta már, pero dentro de la bahía, es raro ver una de 10 libras. Para pescar la cojinúa en la Bahía de Nipe, los pescadores van temprano ( 10 ó 12 de la medianoche ) en busca de la mejor carnada, el camarón, que garantiza una abundante pesca, pues a este pez le encantan los crustáceos. Así que, en mi primera experiencia pescando este bravo pez, salimos sobre las 11 y media de la noche, cada uno en su embarcación, hacia la desembocadura del río Mayarí, lugar donde Dominguillo se lanzó al agua para pescar los camarones, armado de un "Sapero", que es una red de mallas muy finas, que se coloca en el diámetro de una circunferencia cortada por la mitad, previamente confeccionada con una vara de un palo muy flexible llamado "Patabán" y luego, se coloca esta "mitad" de circunferencia con la red ( sapero ), en el fondo que está lleno de fango, a muy poca profundidad, y se comienza a empujar hacia adelante, para de esta forma, provocar que los camarones entren en la red, de la cual no pueden salir, siempre y cuando, el que lleva el "sapero" camine lo suficientemente rápido para evitarlo. Amigos míos, yo pensé que era fácil, pues veía a Dominguillo moverse rápido empujando aquel artefacto, y cada cierto tiempo, regresar a la popa de la chalana, para escoger los camarones capturados, guardándolos en una lata grande de pintura. Ni corto ni perezoso, me bajé de mi chalana, y pude comprobar, para sorpresa mía que el fondo del estuario era cenagoso, por lo que me hundí hasta media pierna...No obstante, con la confianza que da la juventud, le dije a Dominguillo que me dejara coger algunos camarones, y pude observar su irónica sonrisa a la luz infernal de las canecas cuando me dijo: - Sí, no hay problema, pero recuerda que tienes que caminar rápido, porque sino, se van los camarones... Así que cogí el sapero, lo hundí en el fondo, y comencé a caminar...Amigos míos no pueden imaginarse que fuerza hay que tener, para sacar las piernas del lodo compacto, por lo que no avanzaba, y el sapero se hundía en el fango bajo mi presión...resultado: no cogí ni un camarón. Para realizar esta inusual pesca del camarón, hay que "aprender a caminar en el lodo" y usar zapatos tenis cerrados, que son livianos, y ayudan el caminar por esta superficie por tener menor área de contacto; todo esto lo aprendí con el tiempo, que es el mejor aliado en cualquier proceso de aprendizaje.
                        Cuando Dominguillo y Manuel determinaron que ya habían cogido suficientes camarones ( a los que yo agregué  boquerones que capturé con mi atarraya ) para poder pescar todos, salimos de frente a Cayo Tiburón, en la misma desembocadura del Río Mayarí hacia la Boya de la Luz, donde Dominguillo con la intuición que da la experiencia, había dicho que al amanecer habrían tantas cojinúas, que no daríamos abasto para capturarlas. Las condiciones para navegar eran excelentes, y bajo un cielo tachonado de rutilantes estrellas, pusimos las velas, que al momento se hincharon bajo la fuerza de un terral providencial. No hay nada comparable a navegar de noche bajo los efluvios del mar, y ver cómo la proa de la embarcación corta el agua, desparramando miles de organismos unicelulares, los cuales caen como cascada, bajo la influencia del  fenómeno de la ardentía. Mirando la Bóveda Celeste, se pueden apreciar, en una noche limpia como aquella, todas las constelaciones, y pedir un deseo cuando cae una estrella fugaz. Es entonces que uno siente una PAZ inenarrable y única, y agradece al Señor por el regalo infinito que nos hizo cuando nos dio la Naturaleza, y piensa también cuán desagradecidos somos cuando la maltratamos...Perdonen la digresión que me apartado del tema...
                         Llegamos a la Boya de la Luz más o menos a las 4 de la mañana, y ya se apreciaban las embarcaciones que llegaron primero, y que también estaban iluminadas por "mechones" y "canecas", que usaban como combustible keroseno, al cual en Cuba llaman "Gas", y cuya combustión genera un humo negro, que ni los mosquitos soportan. Fondeamos las embarcaciones separadas apenas por 12 pies, y Dominguillo y Manuel, que habían preparado los camarones durante la travesía, se recostaron en la popa de sus chalanas y se durmieron. Yo por supuesto, me puse a pescar enseguida, utilizando los "boquerones" como carnada, cogiendo de inmediato, varios "chicharros" y tres cuberetas de entre 2 y 3 libras. Sobre las 5 y media, y con el día anunciando con timidez  su llegada, Dominguillo se despertó y nos dijo: - Ya están aquí! Tiren los "fuetes"! Y por muy difícil que sea de creer, el cardúmen inmenso de cojinúas que estaba en el fondo, empezó a "picar" con furia...Les explico a mis amigos, algunas cosas relacionadas con esta emocionante pesca: El "fuete" es un avío de pesca que tiene 2 anzuelos ( para la cojinúa del # 4 ó 5 ) y una plomada en el extremo, cuyo peso depende de la profundidad y la corriente, y los anzuelos están separados entre sí por la distancia de dos cuartas. También se utilizan "dedales" de cuero y "corduroy", porque las cojinúas halan con una fuerza tremenda, y como hay tantas, el "naylon" o cordel, corta los dedos provocando heridas de consideración....Cuántas embarcaciones había en aquel lugar ese día? No sé, pero eran más de cuarenta, todas agrupadas, para poder aprovechar el inmenso cardúmen de cojinúas, las cuales mordían una y otra vez, la carnada de los anzuelos...Que emoción amigos míos! Las sacábamos en la mayoría de las veces, de dos en dos! Y cómo halan esas condenadas! Sobre todo las llamadas "Carboneras" porque tienen el lomo negro y son más grandes, y cuyo peso promedio es de 4 a cinco libras...Aquella efervecencia en la picada duró no más de una hora: de momento, se "cayó" la picada, y en el fondo ya no había ni una! cojinúa. Las valientes cojinúas vendieron cara su "derrota", pues casi todos teníamos heridas en las manos, pero también estábamos satisfechos, pues la pesquería no podía haber sido más productiva: Dominguillo hizo 30 ensartas de tres y cuatro cojinúas cada una; Manuel y Pipe 25 y yo, que era el menos hábil, 9. Terminada la labor de ensarte y ya limpias las chalanas, regresamos a Preston, aprovechando una fuerte brisa del Este, que puso a prueba todo lo que yo había aprendido, pues al menor descuido, la embarcación podía virarse, cosa que gracias a Dios, y a la habilidad adquirida, no sucedió. Llegamos a los Muros donde estaba nuestro embarcadero, y vendimos la excelente pesca, quedándome yo con tres ensartas, los "chicharros" y las cuberetas. Cada ensarta valía en aquellos años, la magra cantidad de dos pesos, pero luego, hasta hoy, subiría hasta 40 pesos, por la inflación provocada por el desastre económico que vive nuestro bello y castigado país.
                         Muchas veces me hice a la Mar después de aquella memorable fecha, pero pocas me brindaron tanto placer, pues fue la primera en que puse a prueba, aparte del valor, los conocimientos que me costaron no pocos esfuerzos. La pesca es para mí, algo sublime, que practico siempre con devoción y esperanza!
    Nota: El Boquerón es una sub especie de sardinas, de una carne excelente.
             Chalana es una embarcación de fondo plano, muy utilizada sobre todo en el Oriente de Cuba así como también en innumerables países como Venezuela, Costa Rica y Brasil.
              La Vela Latina, consta de un mástil, que se pone perpendicular en la proa de la embaración, y un palo llamado Botavara, que es más largo que el mástil y que cae paralelo al mar. El paño de tela forma un triángulo, cuyos lados principales lo forman el Mástil y la Botavara.