sábado, 3 de febrero de 2018

Las Imágenes de la Iglesia de Preston: El Arcangel San Rafael

                             Hace más de 12 años que yo sentí la necesidad de restaurar las Imágenes de la Iglesia de Preston, y tomando en cuenta que en Cuba es muy difícil conseguir buena pintura al óleo y pincéles, hablé con el padre Juan, para que analizara la posibilidad de que un sacerdote que viajara a México, pudiera solicitar a la comunidad donaciones de estos imprescindibles materiales para llevar a cabo tan loable tarea. Y gracias a Dios, llegaron a mis manos muchos tubos de excelente óleo y pincéles de calidad, los cuales fueron donados por los hermanos mexicanos. Y de esa forma, comencé mi tarea, ardua por demás.
                            Analizando las imágenes, determiné comenzar por la deteriorada imagen del Arcangel San Rafael, la cual siempre me había impresionado por su extremo realismo, y simbolismo bíblico, pero también por estar sumamente castigada por el implacable Tiempo.
                           Se encontraba esta magnífica Imagen, a la derecha de la entrada principal, y a un costado de una ventana que daba a la escuela Félix Varela.
                           Pero, quién es el Arcangel San Rafael? San Rafael es uno de los siete  Arcángeles de la corte del Señor: San Miguel, el jefe del ejército Celestial; San Gabriel el mensajero Celestial; San Rafael, el protector de la salud, de los viajeros y del noviazgo; San Uriel, el encargador de las tierras y de los templos de Dios; San Raguel, el encargado de la justicia, de la imparcialidad y de la armonía; San Sariel, el encargado de los espíritus de los hombres que pecan; San Remile, el encargado de los resucitados.
                        La presentación del Arcangel San Rafael ocurre en el libro del Antiguo Testamento Tobías, del cual le muestro un pequeño resumen:

           " Tobías padre había quedado ciego. Era un hombre justo y muy caritativo. Tobías había sido muy rico, pero después se empobreció, llegando a vivir en la miseria. Viajando en cierta ocasión por la Media, prestó a un paisano suyo, llamado Gabelo, diez talentos de plata, cantidad bastante elevada. Una mañana llamó Tobías a su hijo, llamado también Tobías, como su padre, y le dio el encargo de que fuera a Ragés a cobrar los diez talentos que le debía Gabelo. Cuando el joven Tobías salía de la humilde casa de sus padres, se encontró con un joven que iba también a Ragés y que conocía muy bien a Gabelo. Este joven era el arcángel San Rafael, pero de momento no se dio a conocer.
En el camino llegaron a la orilla del río Tigris. Tobías .se fue a lavar los pies, pero un pez que nadaba por aquellas aguas saltó, asustando a Tobías, pero su acompañante le mandó agarrarlo y sacarlo fuera. Por consejo de su amigo, guardó el corazón, la hiel y el hígado del pez.
Al llegar a Ragés, el ángel le dijo: «Aquí hay un hombre llamado Raguel, de tu tribu, el cual tiene una hija llamada Sara, la cual debes tomarla por esposa. Pídesela a su padre». Tobías fue recibido por Raguel con muestras de gran cariño. Pidió por esposa a su hija Sara, pero el padre se resistía, pues había tenido tres maridos y los tres habían muerto en la noche de bodas. El ángel apoyó las pretensiones de Tobías. Sara fue entregada a Tobías como esposa. El padre le dijo: «Come, bebe y alégrate; a ti te toca recibir a mi hija. Que Dios misericordioso os colme de felicidades». Mientras tanto, el ángel Rafael partió a casa de Gabelo y cobró los diez talentos de plata.
Cumplidos catorce días de la boda, el joven matrimonio decidió partir camino de la casa paterna. Los padres de Sara dieron a los jóvenes esposos hacienda, ganados y dinero. El padre les bendijo, diciéndoles: «Que el Dios del Cielo os dé feliz viaje, hijos míos». Luego les besó. La madre de Sara dijo a Tobías. «Hijo mío, que el Señor del Cielo te dé una vida feliz y a mi ver los hijos de mi hija, para que me alegre en presencia del Señor».
Entre tanto, Ana, madre de Tobías, estaba sentada, mirando al camino para ver si divisaba a su hijo. Cuando creyó verle dijo a su marido: «Viene nuestro hijo y con él su compañeros. El ángel Rafael dijo al joven Tobías: «Tu padre recobrará la vista». Después de abrazar con gran cariño a sus padres, el hijo derramó la hiel sobre los ojos de su padre y al instante recobró la vista. Tobías, todo emocionado, bendijo al Señor.
Cuando Tobías quiso dar al guía la mitad de los bienes, el ángel les dijo: «Bendecid a Dios y glorificadle. Habéis hecho el bien y nada malo os pasará. Por eso me envió Dios a curarte a ti. Yo soy Rafael, uno de los siete santos ángeles que presentamos las oraciones de los justos». Ellos quedaron turbados y llenos de temor, y cayeron de hinojos y dieron gracias al Cielo. En aquel instante el ángel desapareció.
                                  Fue realmente triste y muy duro para mí y todos los prestonenses, ver arder a nuestra querida Iglesia con todas sus maravillosas Imágenes, documentos e Historia viva de nuestro pueblo. Pero yo tengo Fe de que, un día, una nueva Iglesia se elevará en el mismo sitio, y será fuente de Fe y de Amor para los habitantes de Preston, porque Dios NUNCA abandona a sus hijos!
                            Les exhorto amigos míos a que lean el libro de Tobías completo, y estoy seguro de que les hará mucho bien. Que Dios los bendiga!