martes, 25 de octubre de 2016

La Pesca de la Cojinúa en la Bahía de Nipe

La pesca de la Cojinúa en la Bahía de Nipe.


                            Preston desde sus inicios, fue un pueblo de pescadores. Y no podía ser de otra forma, pues está asentado en Punta de Tabaco, pequeña península que hiende a la Bahía de Nipe como un puñal, casi partiéndola por la mitad, permitiendo que sus generosas aguas , mojen sus litorales, impregnándolos de un agradable y único olor a mar. La historia de Preston pues, no puede contarse sin una obligada referencia a sus decenas de habitantes que hicieron de la pesca una forma de vida singular, pues en los meses tétricos del llamado "tiempo muerto", estaban obligados a mirar hacia el Mar para buscar el sustento de sus familias.  Hombres curtidos por el sol y el salitre, se hacían día a día a la mar en un desafío permanente que parecía no agotarse nunca. Dos de ellos, los señores Manuel Vera,  llamado "El Isleño" maestro de la carpintería de ribera, que construyó una gran cantidad de pequeñas embarcaciones ( "chalanas" y botes ) y Domingo Vera, "Dominguillo", incidieron en mi formación como pescador; Manuel, reparando un pequeño bote de 11 pies de eslora que compré en 1981, y Dominguillo, cortando una vela latina ( hecha de sacos de azúcar ), que luego, bajo su guía, mi esposa cosió en su máquina. Esa vela, y los remos, fueron durante mucho tiempo, las formas de mover mi pequeña embarcación, y aprender a utilizarlos me llevó bastante tiempo, pues no es fácil ( y sí muy peligroso ), navegar a vela, y a lo largo de los años, vi unos cuantos accidentes en el mar, afortunadamente sin lamentables consecuencias, y a mí, gracias a Dios, no me sucedió ninguno.
                         Hasta esa época, yo había sido un "pescador de orilla", desarrollando ciertas habilidades sobre todo utilizando los muelles de Preston como bases, y capturando peces grandes como "jiguaguas", guasas y robalos, hasta de 30 libras, pero consideraba a la pesca "embarcado", como el "ultra Súmmum" del arte de la pesca, pero como habían tantas trabas para comprar una embarcación, por pequeña que fuera, que no fue hasta el año señalado que pude hacerlo, y como siempre he considerado que hay que prepararse bien para realizar cualquier tarea, les solicité a estos dos grandes amigos de mi familia, Manuel y Dominguillo, asesoramiento para aprender todo lo relacionado con la navegación y la pesca, aspectos sobre los cuales, ambos tenían grandes conocimientos, porque llevaban más de 50 años pescando. Para que tengan una idea de ellos, les cuento que Manuel y Carmelo su hermano, pescaban por encargo, y no fallaban...Ud les decía: - Carmelo ( o Manuel ), para mañana quiero una sierra de no más de 10 libras"...Y puede estar seguro que, al otro día, le llevaban una sierra que estaba entre 8 ó 10 libras! Tanta era su sabiduría! Y que rica en peces de todas las especies era ( ya no es lamentablemente ) la hermosa Bahía de Nipe! Y así fue como, bajo la guía de estos grandes pescadores, comencé a pescar en bote ( era una "chalana" mi pequeño barquito, pues su fondo era plano, y los botes lo tienen cóncavo ).
                       Para abreviar, les cuento cómo eran los preparativos para pescar la Cojinúa, pez de hábitos pelágicos, que puede alcanzar hasta 35 kg en alta már, pero dentro de la bahía, es raro ver una de 10 libras. Para pescar la cojinúa en la Bahía de Nipe, los pescadores van temprano ( 10 ó 12 de la medianoche ) en busca de la mejor carnada, el camarón, que garantiza una abundante pesca, pues a este pez le encantan los crustáceos. Así que, en mi primera experiencia pescando este bravo pez, salimos sobre las 11 y media de la noche, cada uno en su embarcación, hacia la desembocadura del río Mayarí, lugar donde Dominguillo se lanzó al agua para pescar los camarones, armado de un "Sapero", que es una red de mallas muy finas, que se coloca en el diámetro de una circunferencia cortada por la mitad, previamente confeccionada con una vara de un palo muy flexible llamado "Patabán" y luego, se coloca esta "mitad" de circunferencia con la red ( sapero ), en el fondo que está lleno de fango, a muy poca profundidad, y se comienza a empujar hacia adelante, para de esta forma, provocar que los camarones entren en la red, de la cual no pueden salir, siempre y cuando, el que lleva el "sapero" camine lo suficientemente rápido para evitarlo. Amigos míos, yo pensé que era fácil, pues veía a Dominguillo moverse rápido empujando aquel artefacto, y cada cierto tiempo, regresar a la popa de la chalana, para escoger los camarones capturados, guardándolos en una lata grande de pintura. Ni corto ni perezoso, me bajé de mi chalana, y pude comprobar, para sorpresa mía que el fondo del estuario era cenagoso, por lo que me hundí hasta media pierna...No obstante, con la confianza que da la juventud, le dije a Dominguillo que me dejara coger algunos camarones, y pude observar su irónica sonrisa a la luz infernal de las canecas cuando me dijo: - Sí, no hay problema, pero recuerda que tienes que caminar rápido, porque sino, se van los camarones... Así que cogí el sapero, lo hundí en el fondo, y comencé a caminar...Amigos míos no pueden imaginarse que fuerza hay que tener, para sacar las piernas del lodo compacto, por lo que no avanzaba, y el sapero se hundía en el fango bajo mi presión...resultado: no cogí ni un camarón. Para realizar esta inusual pesca del camarón, hay que "aprender a caminar en el lodo" y usar zapatos tenis cerrados, que son livianos, y ayudan el caminar por esta superficie por tener menor área de contacto; todo esto lo aprendí con el tiempo, que es el mejor aliado en cualquier proceso de aprendizaje.
                        Cuando Dominguillo y Manuel determinaron que ya habían cogido suficientes camarones ( a los que yo agregué  boquerones que capturé con mi atarraya ) para poder pescar todos, salimos de frente a Cayo Tiburón, en la misma desembocadura del Río Mayarí hacia la Boya de la Luz, donde Dominguillo con la intuición que da la experiencia, había dicho que al amanecer habrían tantas cojinúas, que no daríamos abasto para capturarlas. Las condiciones para navegar eran excelentes, y bajo un cielo tachonado de rutilantes estrellas, pusimos las velas, que al momento se hincharon bajo la fuerza de un terral providencial. No hay nada comparable a navegar de noche bajo los efluvios del mar, y ver cómo la proa de la embarcación corta el agua, desparramando miles de organismos unicelulares, los cuales caen como cascada, bajo la influencia del  fenómeno de la ardentía. Mirando la Bóveda Celeste, se pueden apreciar, en una noche limpia como aquella, todas las constelaciones, y pedir un deseo cuando cae una estrella fugaz. Es entonces que uno siente una PAZ inenarrable y única, y agradece al Señor por el regalo infinito que nos hizo cuando nos dio la Naturaleza, y piensa también cuán desagradecidos somos cuando la maltratamos...Perdonen la digresión que me apartado del tema...
                         Llegamos a la Boya de la Luz más o menos a las 4 de la mañana, y ya se apreciaban las embarcaciones que llegaron primero, y que también estaban iluminadas por "mechones" y "canecas", que usaban como combustible keroseno, al cual en Cuba llaman "Gas", y cuya combustión genera un humo negro, que ni los mosquitos soportan. Fondeamos las embarcaciones separadas apenas por 12 pies, y Dominguillo y Manuel, que habían preparado los camarones durante la travesía, se recostaron en la popa de sus chalanas y se durmieron. Yo por supuesto, me puse a pescar enseguida, utilizando los "boquerones" como carnada, cogiendo de inmediato, varios "chicharros" y tres cuberetas de entre 2 y 3 libras. Sobre las 5 y media, y con el día anunciando con timidez  su llegada, Dominguillo se despertó y nos dijo: - Ya están aquí! Tiren los "fuetes"! Y por muy difícil que sea de creer, el cardúmen inmenso de cojinúas que estaba en el fondo, empezó a "picar" con furia...Les explico a mis amigos, algunas cosas relacionadas con esta emocionante pesca: El "fuete" es un avío de pesca que tiene 2 anzuelos ( para la cojinúa del # 4 ó 5 ) y una plomada en el extremo, cuyo peso depende de la profundidad y la corriente, y los anzuelos están separados entre sí por la distancia de dos cuartas. También se utilizan "dedales" de cuero y "corduroy", porque las cojinúas halan con una fuerza tremenda, y como hay tantas, el "naylon" o cordel, corta los dedos provocando heridas de consideración....Cuántas embarcaciones había en aquel lugar ese día? No sé, pero eran más de cuarenta, todas agrupadas, para poder aprovechar el inmenso cardúmen de cojinúas, las cuales mordían una y otra vez, la carnada de los anzuelos...Que emoción amigos míos! Las sacábamos en la mayoría de las veces, de dos en dos! Y cómo halan esas condenadas! Sobre todo las llamadas "Carboneras" porque tienen el lomo negro y son más grandes, y cuyo peso promedio es de 4 a cinco libras...Aquella efervecencia en la picada duró no más de una hora: de momento, se "cayó" la picada, y en el fondo ya no había ni una! cojinúa. Las valientes cojinúas vendieron cara su "derrota", pues casi todos teníamos heridas en las manos, pero también estábamos satisfechos, pues la pesquería no podía haber sido más productiva: Dominguillo hizo 30 ensartas de tres y cuatro cojinúas cada una; Manuel y Pipe 25 y yo, que era el menos hábil, 9. Terminada la labor de ensarte y ya limpias las chalanas, regresamos a Preston, aprovechando una fuerte brisa del Este, que puso a prueba todo lo que yo había aprendido, pues al menor descuido, la embarcación podía virarse, cosa que gracias a Dios, y a la habilidad adquirida, no sucedió. Llegamos a los Muros donde estaba nuestro embarcadero, y vendimos la excelente pesca, quedándome yo con tres ensartas, los "chicharros" y las cuberetas. Cada ensarta valía en aquellos años, la magra cantidad de dos pesos, pero luego, hasta hoy, subiría hasta 40 pesos, por la inflación provocada por el desastre económico que vive nuestro bello y castigado país.
                         Muchas veces me hice a la Mar después de aquella memorable fecha, pero pocas me brindaron tanto placer, pues fue la primera en que puse a prueba, aparte del valor, los conocimientos que me costaron no pocos esfuerzos. La pesca es para mí, algo sublime, que practico siempre con devoción y esperanza!
    Nota: El Boquerón es una sub especie de sardinas, de una carne excelente.
             Chalana es una embarcación de fondo plano, muy utilizada sobre todo en el Oriente de Cuba así como también en innumerables países como Venezuela, Costa Rica y Brasil.
              La Vela Latina, consta de un mástil, que se pone perpendicular en la proa de la embaración, y un palo llamado Botavara, que es más largo que el mástil y que cae paralelo al mar. El paño de tela forma un triángulo, cuyos lados principales lo forman el Mástil y la Botavara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario