domingo, 30 de octubre de 2016

Personajes Inolvidables de Preston. VII. Sóstenes, "El Guácharo


Que la riqueza no lo es todo en la vida fue, aunque quizás no lo supiera, un estandarte en la vida de Sóstenes, llamado el "Guácharo" jocosamente por muchos amigos, en alusión a su semejanza con este pequeño pez de arrecife, por su esmirriado cuerpo, pues era, además, flaco como un "Lázaro". La pobreza material fue su compañera toda su vida. Vivía con su numerosa familia en una media casa cuando yo lo conocí, aunque también sufrió los rigores inauditos, de vivir en una "cuartería", pero nunca lo oí quejarse, pues su optimismo era proverbial y contagioso.
Durante su vida, realizó los más duros trabajos para proveer el sustento a los suyos: Peón en el Central en tiempos de zafra y pescador en el llamado "Tiempo Muerto", amén de carbonero, tejedor de atarrayas, ayudante de basurero, y hasta !sastre!, oficio que desempeñaba muy bien, y que fue el último de su vida.
Era Sóstenes muy popular entre los pescadores de Preston, sobre todo porque nunca le negaba a nadie, un poco de sardinas o un anzuelo si lo tenía, y también por sus dicharachos, que venían muy bien a los que buscaban la carnada en las lóbregas o estrelladas noches, en Boca Ciega, con frío o calor, en dependencia de las estaciones del año, y en medio de nubes de mosquitos y jejénes...Porque no era fácil tirar una y otra vez la pesada atarraya, y coger una o dos sardinas o nada, y enfrentar la tremenda competencia de 20 ó más embarcaciones. Y en medio del ruido sordo de los plomos al entrar en el agua, y los picazos salvajes en brazos, piernas y cuello de mirríadas de hambrientos mosquitos y otros insectos, que ponían a prueba la voluntad del más pinto, se sentía el grito lleno de fe y esperanza de Sóstenes: "No decaigan, Dios da para todos"! Ese era su estandarte, su carta de presentación: " Arriba, DIOS DA PARA TODOS". Y con honestidad les digo, uno sentía que se renovaban las fuerzas al escuchar aquel grito que salía del alma de aquel menudo ser, que enrrollaba y tiraba una y otra vez, aquella enorme atarraya que tenía más del doble de su tamaño. Se agradecía de la misma forma, cuando ya en el "pesquero", en la Boya de la Luz, o en cualquier otra parte de la inmensa Bahía de Nipe, bajo el castigo de un inclemente sol, decenas de pequeñas embarcaciones eran portadoras de seres que ansiaban hacer una buena pesca, pero no se cogía NADA, se sentía de nuevo el grito: "DIOS DA PARA TODOS! YA VIENEN LOS CURVINOS"! Y sería casualidad?, en ese mismo instante, ud. sentía un fuerte trirón, y sacaba un buen curvino brillante del agua...Era tremendo, enorme, el optimismo de aquel hombre que muchas veces me confesó que había pasado mucha hambre, pero nunca dejó de luchar por buscar los "kilos" para la comida...Dicen que Napoleón Bonaparte le dijo al Mariscal Ney, que era mucho más alto que él: "Los hombres se miden de la frente hacia arriba" y tenía razón. La gente se preguntaba de dónde sacaba fuerzas Sóstenes para ir a pescar TODOS los días, y con suerte ( o saber, porque se conocía todos los "pesqueros" ), porque siempre traía pescado. Recuerdo una anécdota que dice mucho de su buen corazón. Un día que la pesca no fue muy buena ( sólo cogió dos ensartas, es decir, 12 pescados y yo que llegué al mismo tiempo pude coger solo dos curvinos y una biajaiba ), cuando arrimamos las "chalanas" a los muros, nos "cayó encima" una multitud de gente desesperada: "véndame una ensarta por favor"..."Oye Sóstenes, te doy 10 pesos por una ensarta!", y así por el estilo. ! Qué vocerío Dios! Pero Sóstenes había visto a una señora jamaiquina, que estaba detrás de la gente y la llamó por su nombre:- "Oiga Fina, quiere pescado?" Y ella le respondió:- "Sí, pero no puedo pagarle hasta mañana que cobra mi hija". Y Sóstenes le dijo: -"No hay problemas, mire llévese dos, y si puede me las paga y si no, no importa". Otro pescador que estaba allí, le dijo:- "Oye Sóstenes parece que tienes mucha plata". A lo que él contestó:- "En mi casa solo hay 20 pesos, pero esta señora tiene más necesidad que los que están aquí...Sabes cuánta gente hay en su casa? Además mañana es otro día y voy a tener mejor suerte, y sabes por qué? Porque Dios da para todos!!" Así de grande era Sóstenes Fuentes.
Solamente vi triste a Sóstenes una vez y fue cuando le llevaron la aciaga noticia de que su hijo de 18 años había muerto en la absurda guerra de Angola. Su cara arrugada y maltratada por el sol y el salitre, se demacró aún más. Sólo la fe inmensa que albergaba en su corazón le permitió soportar tan terrible pérdida, y recuperar parte del optimismo que había sido el norte de su vida. Que descanse en paz el amigo y el pescador. Las muchas buenas obras de su humilde vida, no permitirán que se olvide nunca a Sóstenes, el Guácharo.
Miren esta foto e imagínense a Sóstenes en un amanecer, tirando la Atarraya en la desembocadura del Río Mayarí...Así se vería él...

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