martes, 21 de marzo de 2017

Santa Teresa de Jesús, Patrona de Preston

                         
Desde muy pequeño la Imagen de Santa Teresa de Jesús ha sido para mí como un faro para los navegantes: Mi Guía. Comencé mis estudios en la escuela católica que llevaba su nombre, y mis primeros encuentros con la Fe, fueron bajo su mirada. Cuando a finales de la década de los '90 del siglo pasado le propuse al Padre Juan, entonces párroco de Mayarí, la restauración de las imágenes de la Iglesia de Preston, sabía que la monumental tarea, comenzaría con la Imagen de Santa Teresa. Y así fue. Un grupo de católicos de Preston, bajamos la Imagen del Altar Mayor, hasta el lugar donde yo comenzaría a realizar mi labor, que se extendió por largos meses de noche y de día, con apagones e inclemencias del tiempo. Sólo entonces comprendí la magnitud y la relevancia de aquel regalo que le hiciera a la Iglesia de Preston y aus pueblo, aquella agradecida mujer católica norteamericana, pues aquella Imagen era sencillamente MARAVILLOSA! Sus hermosos ojos negros, con reflejos carmelitas, que parecían tener vida!, pues no eran pintados, sino de vidrio, y el artista que los hizo, supo inculcarles el aura de la Vida; su tamaño impresionante, de 2 metros y 3 centímetros realzaban su figura de Abogada de la Iglesia. Cuando concluí mi labor, la Imagen parecía nueva, y volvió a presidir desde su nicho, en lo alto del Altar Mayor, las ceremonias religiosas lamentablemente durante muy poco tiempo, porque ardió junto con la Iglesia, quemada por un loco fanático, y ahora solo queda su recuerdo en mi memoria, y en la de los que la vieron...
Quiero hacer un modesto homenaje a nuestra Patrona, y poner en conocimiento, del que así lo desee, una semblanza de la Santa, y algunos hechos relacionados con su insigne trayectoria de Fe.
He escogido la semblanza de la Madre Fundadora hecha por María de San José, monja carmelita entre 1585 y 1586.
Escribe así la monja carmelita:
" Era esta Santa de mediana estatura, antes grande que pequeña; tuvo en su mocedad fama de muy hermosa, y hasta en su última edad mostraba serlo. Era su rostro no nada común, sino extraordinario, y de suerte que no se puede decir ni redondo ni aguileño; los tercios de él iguales, la frente ancha e igual y muy hermosa, las cejas de color rubio oscuro con poca semejanza de negro, anchas y algo arqueadas; los ojos negros, vivos y redondos, no muy grandes, más bien puestos; la nariz redonda y en derecho de los lagrimales, para arriba disminuida hasta igualar con las cejas, formando un apacible entrecejo, la punta redonda y un poco inclinada para abajo, las ventanas arqueaditas y pequeñas y toda ella no muy desviada del rostro.
" Mal se puede con pluma pintar la perfección que en todo tenía: la boca, de muy buen tamaño; el labio de arriba delgado y derecho, el de abajo grueso y un poco caído, de muy linda gracia y color; y así la tenía en el rostro, que con ser ya de edad y muchas enfermedades, daba gran contento mirarla y oírla, porque era muy apacible y graciosa en todas sus palabras y acciones.
" Era gruesa más que flaca y en todo bien proporcionada; tenía muy lindas manos, aunque pequeñas; en el rostro, al lado izquierdo, tenía tres lunares levantados como verrugas pequeñas, en derecho unos de otros, comenzando desde abajo de la boca el que mayor era, y el otro entre la boca y naríz, el último en la naríz, más cerca de abajo que de arriba. Era en todo perfecta..."
El nombre de familia de Santa Teresa de Jesús fue Teresa de Ahumada. Hija de Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz de Ahumada. El toledano. Ella de Olmedo. Instalados en Avila, donde nació Teresa el 28 de marzo de 1515. Familia numerosa, dice la misma Santa: "Eramos tres hermanas y nueve hermanos". Santa Teresa se crió en un ambiente familiar favorable a las letras y la cultura, y aprende a leer y escribir en edad muy temprana, quizás en torno a los seis o siete años.
En la vida de Teresa se suceden tres grandes jornadas.
Vive en la casa paterna hasta los 20 años: Teresa niña, adolescente y joven, asiste sucesivamente a la muerte de su madre, a la partida de varios hermanos rumbo a las Indias, y al proceso de lenta disolución del hogar.
A los 20 años opta por la vida religiosa, muy a pesar de su padre. Huye de casa una mañana de otoño -1.XI.1535- t entra a un monasterio de carmelitas de la Encarnación, extramuros de la ciudad. En él vivirá 27 años, en una comunidad monástica numerosa- cerca de 180 monjas -soportando y superando el trauma de una enfermedad grave, que marca su físico para toda la vida y, sobre todo, adentrándose en la "alta mar de la vida Espiritual". En torno a sus 40 años de edad, Teresa se siente introducir en una zona de experiencia mística que no sólo cambia el rumbo de su vida, sino que la define y da espesor humano y cristiano a su persona.
A los 47 años de edad, Teresa inicia su tercera jornada:sale de la Encarnación, funda el Carmelo de San José y poco después emprende su tarea de fundadora andariega. Viaja en carromato o a lomo de mula hasta Medina y Valladolid, hasta Alba de Tormes y Salamanca, hasta Beas y Sevilla y Andalucía, hasta Soria y Burgos..., para descansar finalmente en su lecho de muerte en Alba de Tormes ( 4 de octubre de 1582 ).
Teresa es escritora desde los 45 años hasta los 67. Las últimas páginas, rebosantes de frescor y galanura juvenil las escribe unos meses antes de morir: capítulo 31 del libro de las Fundamentaciones en que cuenta la accidentada fundación del Carmelo de Burgos.
De entre su vasta Obra, destaco su Castillo Interior, profunda meditación mística, extremadamente difícil de leer por su complejidad. Recuerdo que conversando una tarde frente a la Casa que sirve de Templo a Preston en los Muros, con el Padre Tomás Kerney sacerdote irlandés, le pregunté en cuál morada de las descritas por Santa Teresa en el Castillo Interior el se consideraba que estaba, me respondió: "No he pasado de la Primera!" Entonces le dije: " Si Usted Padre que ha entregado su vida a la misión de llevar la Palabra de Dios hasta los lugares más recónditos, que ha predicado con el ejemplo humilde de su vida, que ha estudiado teología dice que no ha pasado de la Primera, entonces yo, pobre pecador, ni siquiera puedo ver en la distancia, ninguna Morada"...
El primer Milagro hecho por Santa Teresa ocurrió en 1561, cuando le pidió al Señor Jesús que le devolviera la vida a su pequeño sobrino, que fue encontrado muerto. El niño volvió a la vida, en medio de las exclamaciones de Fe de los presentes...
Su obra poética está llena de la Mística que que siempre la acompañó. Como ejemplo, les doy su poema "Sobre aquellas palabras << dilectus meos mihi>>, que está inspirado en la palabra del Cantar Bíblico: "Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado"

Yo toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que es mi Amado para mí,
Y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
me tiró rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí,
y yo soy para mi Amado.

Santa Teresa de Jesús entregó toda su vida al servicio de Jesús, de Dios y de los humildes. Su ejemplo seguirá vivo siempre, no sólo en el Carmelo, sino en todos los católicos del mundo.



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